Acuse de recibo
La máster en Ciencias Karelín López Sánchez, decana de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, reconoce que fue «un hecho lamentable, causado por una demora injustificada, que no debió ocurrir», lo acaecido a la joven egresada de ese centro de estudios, Gretty Rivera.
El pasado 16 de octubre, reseñé aquí la molestia del padre de Gretty, Enrique Rivera, acerca de la imposibilidad de la joven de incorporarse a trabajar, porque en los seis meses transcurridos desde la defensa de su tesis de graduación, en marzo del presente año, no se le había entregado el título correspondiente.
Gretty, quien es una joven discapacitada con problemas de locomoción, concluyó sus estudios en 2007, y por razones ajenas a su voluntad tuvo que prorrogar la defensa de su tesis para abril de 2008. Primero le dijeron que se lo entregarían después que a los graduados en el curso 2007-2008. Luego que sería en septiembre. Y cuando insistió, le comunicaron que ella sabía que eso demoraba, y no sería hasta noviembre de 2008. Su padre Enrique conceptuaba el hecho como «una falta de sensibilidad humana».
Y ahora la Decana, luego de su reconocimiento autocrítico, afirma que «el responsable recibió una medida disciplinaria en correspondencia con la falta cometida», aunque no especifica cuál fue.
Considera ella también legítimo que las personas acudan a la prensa cuando agotan todas las instancias y no reciben respuesta o solución. Pero esgrime que en este caso, Gretty se había comunicado con ella, y su título estaba en trámite cuando apareció la historia en esta columna. Y lo recibió una semana después de la revelación pública aquí, manifiesta. Realza la Decana la importancia de que la población conozca que, para situaciones como la narrada, la Universidad de La Habana cuenta con una Secretaría General y varias vicerrectorías. A esas instancias pueden dirigirse para cualquier reclamación, en el caso de no recibir una solución al problema en las Facultades, el espacio más cercano al estudiante.
Y en cuanto a lo esgrimido por Enrique acerca de la insensibilidad, puntualiza que esa Facultad, «como ninguna otra, es sensible y está preparada para educar de forma adecuada a nuestros estudiantes. Su hija estudió la carrera durante cinco años, recibiendo en todo momento un trato digno, siendo considerada por sus potencialidades, además de ser respetada y querida, como el resto de los estudiantes».
Refiere también que «en nuestra Facultad funciona la Cátedra de Estudios sobre Discapacidad, que nos asesora en el tratamiento y ajustes docentes necesarios (nunca para disminuir las exigencias docentes), a los jóvenes con discapacidad que estudian Psicología, 11 en el actual curso escolar».
Y aun así, al final de su carta, la Decana reitera que lo sucedido «es un hecho lamentable que no debió ocurrir».
No saben por qué...Cualquier trabajo es digno, aunque solo sea por la subsistencia.
Desde el reparto Guiteras, del municipio capitalino de La Habana del Este, escriben tres pobladores que tradicionalmente se han dedicado a recolectar materias primas para tributarlas a la casa de cambio de esa localidad, como un medio de subsistencia.
Ellos son María Álvarez, vecina del Bloque 10, apartamento 7; Félix Rivero, de calle 19 número 23; e Idalmis Díaz, quien lamentablemente no estampa su dirección.
El problema es que hace más de un mes que la citada casa de cambio de la Empresa de Recuperación de Materias Primas en Guiteras interrumpió sus operaciones con la población, y solo recibe de las entidades estatales.
De una u otra forma, los tres remitentes coinciden en sendas misivas, en que este trabajo era una vía honrada, para personas ancianas y con problemas de ingresos, de buscarse algunos modestos recursos para vivir.
Y si se tiene en cuenta que ese es un reparto grande, donde la población con sus compras genera muchísima materia prima reciclable, a ellos les parece que ni le conviene a la economía del país, ni a la iniciativa de personas laboriosas y necesitadas de mejorar sus ingresos, que se haya cerrado esa opción.