Acuse de recibo
La ausencia en librerías cubanas de textos sobre Ciencias Exactas, algo inaudito en un país que promueve tanto el conocimiento, es la inquietud que trasunta la carta del ingeniero en Ciencias Informáticas Yasser Azán Bello.
El remitente, quien reside en Nazareno 576 A, entre Segunda y Roble, en la ciudad de Santa Clara, manifiesta que en nuestras librerías han desaparecido los libros y revistas sobre Física, Matemática, Química o Biología. «¿Cómo podemos desarrollarnos científicamente a toda potencia, si nos faltan las publicaciones frescas de los más recientes temas que vienen naciendo en este nuevo siglo?», cuestiona el ingeniero.
Aunque reconoce la incidencia del bloqueo norteamericano en el difícil acceso a muchas publicaciones, también piensa que «en Cuba hay muchas mentes brillantes, personas con el título científico de Doctor, que seguramente podrían publicar sobre lo que ellos están trabajando».
Considera que al menos se debe garantizar a los estudiantes la posibilidad de adquirir los mismos libros con los cuales se forman en la Educación Superior. La situación es que esos alumnos, luego que vencen determinados períodos, no tienen la posibilidad de volver a «refrescar» los conocimientos adquiridos. Y ellos mismos muchas veces no devuelven los libros de texto a las universidades. Los reportan como extraviados, con el consiguiente perjuicio para los alumnos que les suceden.
Según Yasser, no todas las bibliotecas cubanas están actualizadas en textos de Ciencias Exactas. Hay casos en que se presentan muchos atrasos, al extremo de que los existentes datan de la época en que existía la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Tampoco Internet es la panacea en ese sentido, refiere, pues no todo lo que se difunde por esa vía es fiable. Sí, hay libros digitales, pero en su gran mayoría solo se accede a ellos si se paga con tarjetas de crédito.
Yasser afirma que dada la voluminosa cantidad de información científica que se genera constantemente en el mundo, las bibliotecas no darían abasto en espacio si toda esa producción se llevara a formato físico.
Por eso cree que las bibliotecas cubanas en general deberían tener libros digitales y computadoras en red, para que puedan colmar las necesidades de sus usuarios. «Con una infraestructura informática —concluye— podríamos tener las mejores bibliotecas actualizadas con los últimos títulos, y se compraría el ejemplar una sola vez, ya que estaría en la red de la biblioteca, y todos los usuarios podrían tener acceso al texto desde cualquier parte de la Isla».
¿Y su chequera?Hace tres años que María V. Portilla se jubiló, luego de trabajar en una escuela primaria en la capital. Y en agosto de 2007 retornó a la Isla de la Juventud, su sitio de origen, pero no ha logrado trasladar su chequera desde entonces.
María, quien reside en el edificio 16, apartamento 1, Escalera 3030, Panel I, en la localidad pinera de Santa Fe, refiere que en mayo de 2008 solicitó el traslado de su chequera para la Isla de la Juventud en la filial del Instituto Nacional de Seguridad Social (INASS).
La chequera debe enviarla la filial del INASS en el Cotorro, pero no llegó.
El INASS en la Isla de la Juventud la ha reclamado por correo electrónico en varias ocasiones. El 1ro. de agosto lo volvió a hacer, y les comunicaron que ya la habían enviado por correo oficial. El 12 de agosto volvieron a insistir, y esta vez les dijeron que la habían enviado el 7 de agosto. Parece que hay una mentira por medio, sugiere María.
Lo más triste de todo es que María vive sola, no tiene arientes ni parientes en la Isla de la Juventud, aunque sí muy buenas amistades. Pero ella no puede vivir de la caridad pública, y su único sostén es la pensión ganada con muchos sacrificios, después de 35 años de trabajo.
María se pregunta por qué un traslado de una chequera, algo tan serio y delicado, puede sufrir tantas irregularidades, y estar permeado de insensibilidad... y hasta de mentiras.