Acuse de recibo
Todo parece indicar que, al fin, tendrán sus nuevas viviendas las seis familias que habitaban la cuartería demolida en Antonio Guiteras 6636, batey del central Nicaragua, en el municipio holguinero de Banes.
El arquitecto Archy Felipe Lam, director provincial de la Vivienda en Holguín, lo asegura en su carta de respuesta, a propósito de la denuncia reflejada aquí el pasado 8 de julio, y remitida por Caridad Fombellida Rubio, una de las afectadas.
Entonces Caridad señalaba que en noviembre de 2006, las autoridades locales decidieron rehabilitar la citada ciudadela, como parte del programa de mejoramiento del batey. Acordaron que los inquilinos se albergaran por un período de 3 a 4 meses, tiempo que debía durar la reparación. Luego de que infundieron esperanzas, y se demolió la cuartería, se alargó considerablemente todo el proceso inversionista. Las autoridades invocaban problemas de recursos. Cuando me escribió Caridad, el 12 de junio, solo se había trabajado en tres de las seis viviendas, y la obra llevaba paralizada un mes por falta de materiales y de transporte. Ella se cuestionaba por qué no se previeron los contratiempos antes de decidir demoler sus viviendas.
Al respecto, responde Lam que dicha cuartería data de 1940, y ante su deterioro, en los años 80 se reubicó a sus moradores en otro edificio. Y la misma fue ocupada ilegalmente por familias necesitadas de vivienda. Pero el mal estado constructivo de la misma fue un planteamiento perenne en las asambleas, por su estado inhabitable. Por ello fue que se decidió su rehabilitación, que devino en reparación, con el respaldo material necesario.
Pero la obra se paralizó en mayo, fecha en que ya tres viviendas estaban en fase de estructura y tres en fase de cimentación. Y la causa fue «la intermitencia en el suministro de recursos de la industria, y el transporte para el traslado de la brigada constructora desde la cabecera municipal».
Además, en el propio mes de mayo, por afectaciones de lluvias en el municipio, se registraron 21 derrumbes totales y 99 parciales, así como 41 afectaciones totales de techos y 61 parciales, con un importante número de familias evacuadas, y el incendio de 7 viviendas. Ello provocó «que la fuerza de trabajo se volcara a la solución inmediata de estas afectaciones, teniendo en cuenta que los residentes de la cuartería estaban ubicados en casas de familia o en facilidades temporales, hasta la culminación de sus viviendas».
Refiere que el inmueble en ejecución está previsto en el programa de viviendas territorial, y tiene asignado respaldo material. Su carta, fechada el 21 de julio, asegura que han dado orden de reiniciar la obra sin dilaciones y que le darán seguimiento al tratamiento legal que corresponde a cada vivienda.
«Hemos solicitado al MINAZ, agrega el director provincial de la Vivienda, el apoyo necesario con las brigadas de la localidad, para ahorrar combustible y disminuir el tiempo de espera de estas familias, que realmente están necesitadas».
Lorenzo Rafael Millán me escribe desde Milanés CMF número 44, entre Vicente Quesada y 21, reparto Rosa la Bayamesa, en la ciudad de Bayamo. Y lo hace para alertar sobre una paradoja.
En la provincia de Granma se han instalado una cantidad considerable de teléfonos públicos que funcionan con tarjetas propias. Sin embargo, en ese territorio hace ya bastantes meses que es imposible adquirir una de esas tarjetas, porque están en falta. Así, sencillamente.
Y Jorge Félix Díaz, de Calle Real 37, en La Hata, en Guanabacoa, refiere que la única librería que tiene ese municipio capitalino no funciona desde que concluyó la pasada Feria Internacional del Libro, porque su fachada tiene problemas constructivos.
Jorge Félix aboga porque se atienda este problema, o mientras tanto se busque una alternativa allí para la comercialización de libros; porque es muy triste que, en un momento en que se fomenta tanto la campaña por la lectura, y en una ciudad como La Habana, donde es tan dificultoso transportarse, haya toda una población privada del placer de adquirir esos tesoros del saber y la cultura.