Un árbol maduro puede absorber hasta 150 kg de gases contaminantes por año. Autor: Tomada de X Publicado: 21/03/2025 | 07:20 am
En 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 21 de marzo como el Día Internacional de los Bosques para resaltar la importancia de todos los tipos de bosques y promover la toma de conciencia sobre la necesidad de protegerlos y multiplicarlos.
Desafortunadamente, en no pocos lugares ocurre todo lo contrario: se incrementan las talas, los incendios por descuidos humanos, junto a viviendas y cultivos, devoran hectáreas y hectáreas de bosques que costará años reponer. Nuestra geografía, sobre todo en las ciudades, no se escapa a esa depredación del verde, visible en el resplandor que amenaza en cuadras y cuadras.
Las causas son diversas, algunas materiales, otras de conceptos, otras sencillamente subjetivas, pero todas atentan contra los árboles urbanos: una inversión, un vecino nuevo, una tubería que dañaron las raíces, la falta de posturas y de viveros …
En La Habana existen diversos proyectos para reforestar espacios donde se perdieron los árboles, algo significativo en algunas de las arterias de la ciudad que, mirada desde las alturas muestra núcleos de verde en algunos municipios, mientras que en otros, con parterres y posibilidades, no se ha valorado la magnitud de sus beneficios, refiere el Citma en su sitio web.
De acuerdo con ONU-Hábitat, los árboles desempeñan un papel importante en el aumento de la biodiversidad urbana, proporcionando plantas y animales con un hábitat, alimentos y protección favorables. A su vez, un árbol maduro puede absorber hasta 150 kg de gases contaminantes por año, por lo que desempeñan un papel importante en la mitigación del cambio climático. En las ciudades con altos niveles de contaminación, los árboles pueden mejorar la calidad del aire, haciendo que las ciudades sean lugares más saludables para vivir.
Los árboles grandes, como algunos de los que tenemos y que no pocas veces se maldicen y cortan por romper las aceras al no estar bien manejados, son excelentes filtros para contaminantes urbanos y partículas finas como el polvo, la suciedad o el humo del aire atrapándolos en las hojas y la corteza.
Los estudios han demostrados que la ubicación estratégica de los árboles en las ciudades puede ayudar a enfriar el aire entre 2 y 8 grados centígrados. Por ejemplo, destaca ONU-Hábitat, la ubicación correcta de los árboles alrededor de los edificios puede reducir la necesidad de aire acondicionado en un 30 por ciento, además de que vivir cerca de espacios verdes urbanos y tener acceso a ellos puede mejorar la salud física y mental, por ejemplo, al disminuir la presión arterial alta y el estrés.
Cada año se pierden 10 millones de hectáreas de bosques a causa de la deforestación y otros 70 millones son devastados por incendios. Proteger y restaurar nuestros bosques es urgente y necesario: de ellos depende el bienestar del planeta y de las generaciones futuras.
Una ciudad con una infraestructura verde bien planificada y bien administrada se vuelve más sostenible, mejora la calidad de vida, se adapta mejor al cambio climático, reduce el riesgo de desastres y conserva los ecosistemas, destacó la organización.
Ley 150 del Sistema de los recursos naturales y el medio ambiente, recoge entre sus primeros principios: el derecho a un medio ambiente sano y equilibrado, para el cual se asegura que no se comprometa la sostenibilidad ambiental, garantizando la calidad de vida, bienestar y salud de la población, el proceso de satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes y futuras.
También fija el deber de proteger el medio ambiente: cumplimiento por las personas naturales y jurídicas de las normas y las regulaciones establecidas para la protección del medio ambiente, en especial de las relativas a la salud y la higiene ambiental, los recursos naturales y el Patrimonio Natural del país.
Por otra parte, establece el principio de planificación: los requerimientos de la protección del medio ambiente y el uso sostenible de los recursos naturales se introducen en todos los programas, proyectos y planes de desarrollo tanto en el sector estatal como en el no estatal, según corresponda.
También destaca la participación ciudadana, que se refiere a la concurrencia de la ciudadanía y de la comunidad en la toma de decisiones en sentido general y, particularmente, de esta última en el desarrollo de procesos de autogestión orientados a la protección del medio ambiente y la gestión de los recursos naturales, que incluye las consultas populares y otras formas de participación, en coordinación, concertación o alianza con las instituciones locales o territoriales. Todo esto también tiene que ver con el verde que necesitamos.