Este tipo de tormentas solares pueden producir todo tipo de problemas y llegan a ser muy nocivas. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:06 pm
Como un bostezo mañanero, el Sol lanzó la noche de San Valentín una llamarada a 900 kilómetros por segundo que anuncia un nuevo despertar. Esta fulguración, cuyos efectos se esperaban en la Tierra estos días, es un síntoma del cambio de ciclo de la actividad solar. Cada 11 años, aproximadamente, la estrella comienza un periodo en el que se intensifica su actividad magnética. La erupción de la madrugada del 14 al 15 de febrero, que estuvo acompañada por otras de menor magnitud, es la mayor en cuatro años e indica que el astro salta de la cama, afirma la versión digital del diario Público.es.
La expulsión violenta de energía, debida al cambio del campo magnético subyacente, liberó partículas solares en forma de radiación que empezaron a llegar ayer a la atmósfera terrestre, en un viaje en el que suelen emplear entre 48 y 72 horas. Es como si retorcemos una goma hasta que concentra gran cantidad de energía y la soltamos de golpe, ilustra el investigador del CSIC José Carlos del Toro.
«A su llegada a la Tierra, este tipo de tormentas solares pueden producir todo tipo de problemas y llegan a ser muy nocivas», expresa Del Toro, del Astrofísico de Andalucía. La NASA, en cualquier caso, advertía ayer por la noche de que la nube de partículas expulsada por el Sol «parece ser más bien débil y no se espera que produzca importantes efectos en la Tierra al margen de alguna bella aurora». Estos espectáculos celestiales las auroras polares se dan cuando las partículas ionizadas que emite el Sol se cuelan por los polos, donde el escudo protector terrestre su campo magnético no puede evitarlo.
Aunque las tormentas solares son habituales, la violencia de la erupción de tipo X, la más fuerte de la escala que se usa para medirlas hizo temer que se notara en forma de perturbaciones de las telecomunicaciones o alterando el funcionamiento de algún satélite. Hasta ayer, sus efectos sólo se habían percibido en las emisiones de radio al sur de China. «Si una tormenta de este tipo sorprende a los astronautas trabajando fuera de la Estación Espacial, los fríe literalmente», ilustra Del Toro.
Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU, se espera que el Sol mantenga este nivel de actividad, con algún otro episodio de fulguraciones, hasta el día 19.