Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una consigna para la posteridad

Autor:

Juan Morales Agüero

Desde que el 1ro. de enero de 1959 el Ejército Rebelde entró triunfante en La Habana para implantar un proyecto social de los humildes, por los humildes y para los humildes, los enemigos de la Revolución han insistido en quebrantar los cimientos que le sirven de sostén, y para ello han recurrido a los métodos más perversos. Solo que, a la manera de un bumerán, cada arremetida se vuelve en su contra y aglutina más al pueblo en torno a sus líderes.

Nuestros anales históricos recogen entre sus páginas más tristes el cruel sabotaje al vapor francés La Coubre, que una mano artera de la CIA hizo estallar en puerto habanero con dramático saldo de un centenar de víctimas fatales. Aquel acto irracional hizo nacer en la voz de Fidel una consigna, incorporada luego al discurso público como sinónimo de entereza en los principales acontecimientos del proceso revolucionario cubano: ¡Patria o Muerte!

«¿Qué es ser de Patria o Muerte?», podría preguntarse alguien escasamente familiarizado con nuestro proceso emancipador. Para los cubanos significa no retroceder jamás ante las dificultades y afrontar con valentía el desafío de ser consecuentes con el socialismo y Fidel.

A manera de advertencia al enemigo, expresó aquella vez el Comandante en Jefe que «no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Solo que ahora  (...) libertad quiere decir patria y la disyuntiva nuestra sería  patria o muerte».

Cuando en abril de 1961 la brigada mercenaria apoyada por el Gobierno de Estados Unidos desembarcó en Playa Girón con la peregrina ilusión de arrebatarnos lo conseguido, los milicianos la combatieron al grito de ¡Patria o Muerte!, y al socaire de la consigna, los invasores retrocedieron y fueron derrotados en menos de 72 horas.

Nuestras gestas internacionalistas, que tanto prestigio y gratitud le han generado a Cuba en materia de solidaridad, hicieron del ¡Patria o Muerte! una carta de presentación, un compromiso de cumplir sus misiones hasta las últimas consecuencias. Primero fue, fusiles en ristre, combatir el colonialismo en África. Hoy es con el esteto y el libro, armas también formidables en la lucha por la justicia social. 

Nuestos líderes recurren al ¡Patria o Muerte! cuando precisan ratificar el propósito del pueblo de labrar su destino y resistir a presiones ajenas, y cuando con leyes extraterritoriales el imperio pretende obligarnos a renunciar a la gloria vivida y ponernos de rodillas, basta que la consigna retumbe en las gargantas para que el honor y la hidalguía se yergan.

Fidel nos acostumbró al enfático ¡Patria o Muerte! como colofón a sus discursos, auténticas piezas de oratoria ,colmadas de sabiduría y enseñanzas. En la despedida del duelo a los mártires de Barbados y en infinitos actos, la consigna eludió la retórica para adquirir visos proféticos y devenir grito de combate, enriquecido luego por el ¡Venceremos! en defensa del socialismo.      

De manera imperceptible, pero sostenida, la frase dejó de ser mera consigna para incrustarse en los códigos identitarios del pueblo cubano. Cuando se la escucho decir a un pionero frente al busto de José Martí o a un obrero en una asamblea sindical, confirmo cuán graníticas son las convicciones que sustentan este proceso dignificante y reivindicador. Un proceso de genuina Patria, que no teme a la Muerte.

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