Vemos con la memoria, la memoria es una parte del presente.David Hockney
Mediante la obra El desarrollo urbano de Cienfuegos en el siglo XIX, que representa a la Editorial Mecenas en la XVI Feria Internacional del Libro, su autora, Lilia Martín, lega a los hijos de sus coterráneos un texto que reclamarán mañana cuando desde algún balcón de cualquier casa colonial interroguen a la ciudad en torno a su pasado.
Este texto es la evolución, palmo a palmo, de la urbe que pisaron, desde su protohistoria hasta ahora. Aquí están respondidas preguntas que les podrían inquietar en relación con el origen y desarrollo urbano de la villa, el trazado de sus calles, su evolución arquitectónica...
Solo como la cosecha de una siembra de genuino amor a la ciudad puede entenderse este estudio exhaustivo, abarcador, puntilloso hasta el detalle, de la profesora titular de la Universidad de Cienfuegos. El volumen de 245 páginas está dividido en tres apartados básicos, amén de otros apéndices usuales en investigaciones de este corte.
El primer capítulo, titulado Urbanización y trazado ortogonal en el siglo XIX cubano, constituye un necesario preámbulo orientador al tema, donde expone los factores fundamentales del período de fundación de ciudades en Cuba. Lilia se refiere en este, además, a la base económica del proceso urbanizador; alude a la figura del Conde de Mopox, determinante en la fundación de la ciudad, y los principales proyectos encaminados por la Comisión que llevó su nombre; e incorpora interesantes apuntes en torno a la relación azúcar-puerto-ciudad. Al mismo tiempo incursiona en aspectos tan relevantes como las Leyes de Indias y el neoclásico dentro de la urbe colonial.
Cuerpo espacial del segundo capítulo son los años que corren de 1819, momento de fundación de Fernandina de Jagua, a 1860. Y del tercero, el lapso comprendido entre 1861 y 1899. La doctora Lilia Martín inserta en ambos los planos más importantes de la etapa; los límites de la villa primigenia, las normativas urbanas, los edificios cívicos y domésticos fundamentales del período; las calles, paseos, calzadas y plazas fundacionales de Cienfuegos.
La bibliografía consultada para la elaboración del texto resulta amplia y variada, yendo desde autores menos conocidos hasta algunos imprescindibles a la manera de Enrique Edo, Pablo L. Rousseau, Violeta Rovira y Orlando García Martínez, entre otros. Apela también a bandos, censos, comisiones ejecutivas, informes originales, padrones, edictos de las autoridades de la metrópoli española y ordenanzas reales.
El material posee como valores agregados la presencia de tablas ilustradoras sobre el proceso de formación de ciudades en el archipiélago, desde la primera de estas, en plenos comienzos del siglo XVI; los nombres y rastros de los arquitectos, ingenieros civiles, agrimensores, maestros de obras y alarifes que intervinieron directamente en el nacimiento de Cienfuegos como ciudad.
En virtud del libro debe destacarse además el conjunto de materiales gráficos que lo acompañan, no solo expresados en los antes referidos planos y otros documentos, sino además en disímiles fotografías de inmuebles cienfuegueros. Dichas edificaciones son primordiales a la hora de entender, visualmente, lo planteado en una narración investigativa cuyo propósito final no es otro que contribuir a comprender, pensar a la historia urbanística, y consigo a su historia toda. Por fortuna, hecho esto por alguien cuyo finísimo oído ha escuchado sus más sutiles ecos y su redoble en los tiempos.