La nave, de 188 metros de eslora, arribó a la bahía matancera el pasado jueves Autor: Hugo García Publicado: 06/06/2020 | 11:41 pm
MATANZAS.— Desde el pasado martes se comentaba sobre un barco petrolero con tripulación cubana que navegaba hacia la Isla con casos sospechosos y confirmados del nuevo coronavirus, y de inmediato se tomaron precauciones para auxiliarlos en su inminente llegada a la bahía.
El primero en contactar con el buque Alicia fue el capitán Román Rufino Hernández Santana, de la base Prácticos Centro-Norte-Estación Matanzas, unidad empresarial de la Empresa Prácticos de Cuba, del Grupo Empresarial Marítimo Portuario del Ministerio del Transporte.
El jueves, a las 11 de la mañana, la lancha de los prácticos matanceros interceptó a la nave, de 188 metros de eslora, a la entrada de la bahía. Hernández se despidió de sus compañeros y subió por la escala del Alicia con no poca dificultad, a pesar de su amplia experiencia.
«Lo más difícil fue subir por la escala combinada con el traje sanitario y tres pares de guantes, y permanecer casi cuatro horas así», narró después a Juventud Rebelde, y recordó a su amigo y colega Mario Martínez Lahera, el práctico que abordó el crucero británico MS Braemar en el Mariel, donde permaneció alrededor de 20 horas con un atuendo similar.
Subrayó que la maniobra fue normal, sin preocupaciones, porque se habían adoptado todas las medidas. El proceso duró una hora y media, y se cumplió con todos los protocolos de bioseguridad y profesionalidad que caracterizan a los prácticos cubanos.
Ya en cubierta estaba el capitán, también enfermo por COVID-19, mientras el resto de la tripulación continuaba en sus diligencias para atracar con éxito.
«No llevé nada conmigo, ni tan siquiera el celular; a la altura de Punta Seboruco, en las afueras de la bahía, me comuniqué con el capitán Mario Colás Martínez y le solicité un equipo portátil de comunicación para dirigir a los remolcadores», relata el experto, quien estará en su casa, aislado, aunque siempre al tanto de lo que sucede en la bahía.
«La maniobra quedó muy bien», sostiene por teléfono este hombre, que desde el jueves recibe todos los días en su casa al personal de la salud que lo pesquisa con extremo cuidado. «Esto es un hecho inédito que pasará a nuestra historia», reitera satisfecho.
Al llegar a tierra, los tripulantes fueron recibidos por personal de salud, autoridades de la provincia y miembros del Ministerio del Interior, que aseguraron su descenso y traslado inmediato desde el muelle José Luis Dubrocq hacia el centro de aislamiento del hospital Mario Muñoz Monroy, de esta ciudad, donde reciben esmerada atención.
Desde allí, el capitán de la nave, Mario Colás Martínez, sostuvo vía telefónica que dos días antes de arribar al puerto matancero ya sabían cómo sería el protocolo de desembarco: «Tan pronto atracamos, nos atendieron las autoridades sanitarias, entre ellos los compañeros del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), y nos hicieron el test rápido y la prueba PCR en tiempo real».
Mario reconoce que en su experiencia en el mar este ha sido uno de los momentos más difíciles, mientras elogia a la doctora Ana Dolores Martínez de la Riva, una habanera que los atendió en medio de la alarma durante la travesía: «Ella también nos condujo a puerto seguro», sostiene Mario, al exaltar también la profesionalidad del personal de la salud.
«Desde que se detectaron los casos se activaron todos los protocolos de la naviera, de control sanitario internacional, los servicios médicos marítimos, y la Defensa civil, y todo fluyó muy rápido», precisó el capitán de la nave.
Sobre el estado de salud de la tripulación, el doctor Juan Carlos Martín Tirado, director del hospital Mario Muñoz, comenta a este diario que los 22 tripulantes evolucionan favorablemente y cumpliendo los protocolos para los casos confirmados.
«Ninguno está complicado ni con signos de gravedad y esperamos que evolucionen bien y se recuperen pronto», confirmó al cierre de esta edición Martín Tirado.
Actualmente el centro de aislamiento matancero tiene 60 pacientes ingresados, de ellos 35 positivos a la COVID-19.
La llegada de ambulancias y personal de bioseguridad fue certera. Fotos: Cortesía de los prácticos del puerto matancero
«Lo más difícil fue permanecer casi cuatro horas con el traje y subir por la escala combinada», dice a JR Román Rufino, cuando le viene a la mente su amigo y colega Mario Martínez Lahera, el práctico que abordó el crucero británico MS Braemar en el Mariel, donde permaneció alrededor de 20 horas con un atuendo similar.
Subrayó que la maniobra fue normal, sin preocupaciones, porque se habían adoptado todas las medidas. Ahora debe estar siete días en su casa, aislado, pero siempre al tanto de lo que sucede en la bahía.
«No llevé nada conmigo, ni tan siquiera el celular; a la altura de Punta Seboruco, en las afueras de la bahía, me comuniqué con el capitán Mario Colá y le solicité un equipo portátil de comunicación para dirigir las maniobras con los remolcadores», relata Román.
«La maniobra quedó muy bien», sostiene este hombre que desde el jueves recibe todos los días en su casa al personal de la salud para pesquisarlo.
«Esta maniobra es un hecho inédito, que pasará a nuestra historia, junto con lo acontecido en el crucero inglés en El Mariel», narra Román, quien asegura que la maniobra duró una hora y media, con todos los protocolos de bio seguridad y profesionalidad que caracteriza a los prácticos cubanos.
Román fue desinfectado tres veces con hipoclorito y otras sustancias alcohólicas: «Yo llevaba puestos tres pares de guantes», afirma.
El accionar en el puerto fue de gran importancia para que el virus no entrara en contacto con otras personas. Foto: Cortesía de prácticos del puerto matancero
Alfonso Melis Vidal, patrón de la lancha de los prácticos, ahonda que se mantuvo todo el tiempo las medidas higiénicas sanitarias: «Siempre recordaremos esta maniobra», resume Melis Vidal, que trabajo con los marineros José Aldazabar Zulueta y Jesús Suárez Benítez, y con el motorista Giraldo Caballero Chávez.
Según el parte televisivo del doctor Francisco Durán, entre los 22 reportados positivos se encuentra un matancero de 35 años de edad, residente en el municipio Jagüey Grande, contacto con casos positivos en el exterior y se mantienen en vigilancia 28 contactos.
Alicia zarpó desde esta misma bahía hace menos de un mes, y ahora regresó con esta contingencia epidemiológica.