El Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, subrayó que todo no se podrá resolver de una vez, algunas cosas llevarán tiempo, pero deberán quedar mejor que como estaban antes. Autor: Estudios Revolución Publicado: 31/01/2019 | 09:53 pm
El pueblo cubano es grande. A pesar de los escombros que aún quedan, la luz eléctrica que demoraba todavía un poco, la falta de gas y del servicio de telefonía fija, las colas ligeramente largas —aunque expeditas— para adquirir en las carpas suministros alimenticios y comida elaborada; a pesar de los rostros aún marcados por el estrés del trauma provocado por la furia estremecedora del tornado del pasado domingo, los cuantiosos daños que dejó y la congoja de quienes perdieron sus cosas, incluido viviendas en no pocos casos; a pesar de eso, frente al hospital materno Diez de Octubre (Hijas de Galicia) y en la esquina que da a la calzada de Luyanó, las personas se agolparon para saludar al Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; para agradecer a la Revolución el apoyo que se está dando ante las secuelas de la catástrofe y por la rapidez de los trabajos de recuperación, y también para escuchar sus orientaciones.
Esta zona del municipio de Diez de Octubre fue azolada por el Tornado del Siglo, pero en medio de las evidencias de los perjuicios, de las decenas de trabajadores de la Unión Eléctrica y su miríada de equipos especializados tensando cables, colocando postes nuevos y retirando los dañados; en medio del ajetreo de los empleados de Comunales aún barriendo y recogiendo despojos de todo tipo, la gente de Luyanó esperaba y fue al encuentro con el Jefe de Estado. Le prestaron absoluta atención. «Cállense, dejen oír»; «oye, dame un espacio», se decían unos a otros. No hubo lamentos, sino voluntad de salir adelante y confianza en la Revolución.
El mandatario cubano verificó la víspera los trabajos de recuperación en las localidades habaneras afectadas por el paso del severo evento natural, desde el municipio de Diez de Octubre hasta Guanabacoa, incluido San Miguel del Padrón y Regla, donde conversó con la ciudadanía.
Como siempre hace ante el pueblo, el Presidente fue claro y preciso. Algunos daños podrán recuperarse rápido, como el servicio eléctrico, el que debía quedar restablecido este jueves en su mayor parte —señaló—, aunque quedarían algunos pendientes, pero otras cuestiones nos llevarán más tiempo. No será cuestión de unos días, pero todo deberá quedar mejor que como estaba antes, aseguró.
En algunos lugares no faltaron las quejas. Como es su costumbre, Díaz-Canel escuchó, esclareció, dio criterios fundados y orientó atenderlas. Al comienzo del recorrido, había indicado tener mucha sensibilidad con las personas; señaló que algunas, debido a la magnitud de sus pérdidas, tal vez podrían hablar de forma descompuesta, pero había que tener comprensión.
«Este (el tornado) ha sido un golpe duro, y nos vamos a recuperar». Serán semanas de trabajo intenso, y en algunos casos más, pero la primera respuesta ha sido positiva, indicó. Refirió así las labores de los trabajadores de la Unión Eléctrica; a que hay que continuar recogiendo los escombros que quedan; la prioridad en los suministros de alimentos y otras acciones que deberán continuar en las jornadas por venir. «Nadie quedará sin alguna protección», aseveró.
Díaz-Canel señaló que los daños más difíciles están en las viviendas. Informó que los materiales de construcción ya están llegando a los lugares afectados y continuarán los suministros. Exhortó a trabajar rápido en la recuperación de las viviendas dañadas y a la participación en ello del pueblo, de las entidades estatales, y de familiares y amigos de las personas afectadas; también pidió apoyar a los trabajadores estatales que trabajan para resarcir los perjuicios.
El materno infantil renace
El primer establecimiento visitado en la jornada de ayer por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros fue el hospital materno Diez de Octubre, el icónico «Hijas de Galicia», donde comprobó las labores de recuperación y la estrategia para el restablecimiento de sus servicios próximamente.
Fue el establecimiento de Salud Pública más dañado por el tornado, que menoscabó en mayor o menor magnitud 19 instalaciones del sector, incluido diez consultorios médicos. Dispone de 286 camas y atiende a las gestantes de seis municipios.
En las jornadas anteriores se empezó a trabajar en la rehabilitación del hospital, incluido el servicio de agua y del sistema sanitario. «Al concluir las labores tendremos una institución mejor a como estaba antes», señaló por su parte el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda.
El mandatario cubano, quien estuvo acompañado durante el recorrido por Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido en la capital, y Reinaldo García Zapata, presidente del gobierno provincial, visitó luego un punto de venta de materiales de la construcción habilitado en la Calzada de Luyanó, donde inquirió sobre los materiales ya disponibles y los que continuarán llegando.
Orientó informar a la población y abreviar lo más posible las entregas según lo estipulado. También planteó la necesidad de ir estableciendo prioridades, como, por ejemplo, los techos. «Lo primero que necesitan las personas es el techo; después las ventanas, y así sucesivamente —explicó— debemos empezar a vender los materiales lo más rápido posible».
El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros también hizo paradas en varios objetivos económicos severamente dañados por el tornado, como la Empresa Integral de Servicios Automotores (Ceisa), en San Miguel del Padrón, y la unidad empresarial de base Vanguardia Socialista, adscripta a la empresa metalmecánica Varona.
En la entidad metalmecánica Vanguardia Socialista, a pesar de los daños, sus directivos y trabajadores tienen el propósito de recuperarlo todo, dejarla mejor que antes y continuar siendo «la forja de Cuba».
El recorrido del mandatario continuó posteriormente por las naves de la Empresa Comercializadora y Conformadora de Carpintería Metálica y PVC, conocida como Gepalsi, ubicada en el municipio de Guanabacoa. «Aquí está la destrucción más grande que he visto hoy», comentó mientras caminaba entre los escombros de lo que fue, según alguien dijo, «una tacita de oro».
De las casas que rodean a la empresa llamaban insistentemente al mandatario. Desde una pequeña colina, los vecinos levantaban sus manos para saludarlo, y este les hacía un gesto de que esperen, que enseguida va.
Al salir de Gepalsi atravesó un trillo que lleva hasta viviendas del reparto Chibás. Volvió a dialogar con la gente, preguntó si ya los visitaron para saber sus necesidades y le respondieron que sí. El problema mayor, le dijeron, es la recogida de basura. Y Díaz-Canel solicitó a los dirigentes que le acompañaban que ayudaran en eso.
Nada de agobio, sí certeza
Minutos antes, otra anécdota merece ser recordada, ocurrió a la salida de la emblemática instalación Vanguardia Socialista, donde dos mujeres le hicieron señas al Presidente, y este se bajó del auto para atenderlas.
Le hablaron de la destrucción de sus hogares, de la pérdida de casi todas sus pertenencias, de la Revolución y de la certeza de que las soluciones llegarán a sus familias.
El mandatario cubano llamó a involucrar a todos en la rehabilitación de los hogares, incluidos familiares y amigos de las personas afectadas.
«¿Dónde ustedes viven?», les preguntó Díaz-Canel. «Avenida abajo», repitieron las dos. Se les veía agobiadas.
Díaz-Canel les pone la mano en el hombro, les explica la fortaleza del tornado, que varios miles de personas están ahora mismo afectadas en La Habana, que los primeros trabajos se han dirigido a abrir paso entre los escombros, que poco a poco se ha ido restableciéndose el agua, las comunicaciones y la electricidad, que ya están llegando materiales de construcción a los puntos de venta... Les pide calma. Entienden que, a 72 horas del paso del tornado, se ha hecho mucho.