25
Como si no pudiera, de ninguna forma, abandonar un curso escolar a medias, la Maestra Enma Fernández Arner esperó el 25 de junio, cuando el período lectivo 2016-2017 casi acaba en Cuba, para dejar entrar a su pecho el último de los dolores.
Doctora en Ciencias Filológicas, profesora titular de la Universidad de La Habana (UH), formadora de generaciones de periodistas y comunicadores en la Isla, docente que llegó a ejercer como decana de la Facultad de Comunicación (FCOM) entre 1993 y 1999, en esta mujer se conjugaban el talento y la constancia al punto de reciedumbre.
«No conozco a mis estudiantes hasta que los leo», solía decirnos a quienes le escuchamos agudísimas lecciones. Nos forzaba a escribir, porque había que disciplinar el pensamiento volandero.
Sin embargo, vaya paradoja, su obra, más allá de las valiosas compilaciones que aportó, o las ponencias y artículos en revistas científicas, no está todo lo escrita que hubiésemos deseado. Tal vez, creo, porque el terreno más fértil para ella era la oralidad, donde su sapiencia, por instantes vestida de filosa ironía, retaba y convencía de principio a fin.
Madre, abuela y bisabuela virtuosa, como pocos podía hablar en Cuba y en los países de Latinoamérica en que impartió docencia, de la historia apasionante de vínculos entre las sociedades humanas y la comunicación, desde los tiempos del antiguo Egipto hasta el maremágnum de internet. En decenas de tesis de licenciatura, maestría y doctorado estuvo su mano para conducir, con mesura y osadía, la lupa de los investigadores.
En la FCOM, en la UH, en la educación superior cubana, se sentirá, quién lo duda, el peso de su ausencia.
