Relevantes figuras de la cultura nacional, como los trovadores Vicente Feliú y Silvio Rodríguez, se han incorporado a los programas educativos con los internos. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 05:21 pm
La coherencia en la participación de la familia y los órganos de la Administración Central del Estado en el proceso educativo de la población penal, posibilita un crecimiento en la rehabilitación y reinserción social, aseguró este jueves el coronel Luis Almanza Hernández, funcionario de la Dirección Nacional de Establecimientos Penitenciarios de Cuba, en el VI Encuentro Internacional de Justicia y Derecho.
En conferencia magistral explicó cómo se han sumado relevantes figuras de la cultura y el deporte nacional a los programas educativos, acción que ha tenido un fuerte impacto en el desarrollo y crecimiento humano de la población de internos y sus familiares.
Almanza señaló que a estas personas se les aseguran los servicios de salud, incluyendo el tratamiento diferenciado a los portadores del VIH/Sida, misión para la que se destinan instalaciones especializadas en su tratamiento.
Afirmó que la legislación penitenciaria cubana está en constante perfeccionamiento, una ideología que ha permitido que el país cuente con una base jurídica de las más avanzadas en el mundo.
Para un futuro cercano el sistema penitenciario cubano prevé el cumplimiento del Plan Director para las inversiones y el mantenimiento constructivo de las instalaciones, con un alcance hasta 2017.
Otra de las líneas de trabajo es continuar la implementación de las libertades anticipadas y las promociones en régimen, como la primera causa de egreso, además de la incorporación de los internos al trabajo socialmente útil, a la capacitación en oficios, a la instrucción escolar y su participación en tareas de apoyo a la comunidad como parte del programa Acércate más.
El coronel Almanza recordó la crítica situación que encontró la Revolución Cubana ante un régimen penitenciario despiadado y brutal, deformador de hombres y creador de delincuentes. Sin embargo, la situación cambió radicalmente a partir del año 1959, cuando se trazaron nuevas políticas en correspondencia con el proceso social que se gestaba en la nueva Cuba, el cual tenía como preceptos el respeto a la dignidad y la integridad moral del hombre.