El Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba expresa su más enérgica condena por el cobarde, vil y criminal ataque perpetrado por el gobierno de Israel, el 30 de julio de 2006, contra la aldea libanesa de Qana, en el que murieron al menos 60 civiles, incluidos 34 niños, de ellos 15 con problemas físicos y mentales.
Este bárbaro acto de terrorismo de Estado forma parte de la guerra de agresión desatada desde hace 23 días por Israel contra el Líbano, que ha costado ya al menos 900 civiles muertos, más de 3 243 heridos, de ellos una tercera parte niños, más de un millón de desplazados y causa enormes sufrimientos a la población indefensa sometida a un férreo bloqueo aéreo, naval y terrestre.
El agresor ha realizado miles de ataques aéreos, ha lanzado decenas de miles de bombas sobre ese pequeño territorio y ha tomado como blanco concentraciones de población civil en las ciudades de Beirut, Tiro, Baalbeek, Trípoli (al norte de Beirut) y en el Valle de la Bekaa. Los campamentos de refugiados palestinos de Burch Al Barachne y Rashidieh fueron también atacados. Las tropas terrestres israelíes han intensificado sus acciones.
Israel ha bombardeado centrales eléctricas, plantas de producción alimenticia, láctea y textil, torres y transmisores de televisión y comunicaciones, la infraestructura vial incluida la casi totalidad de los puentes, las instalaciones de radar de los principales puertos libaneses, tanques y reservas de combustible y el aeropuerto internacional de Beirut.
Fueron atacados al parecer deliberadamente observadores de las Naciones Unidas a pesar de múltiples advertencias de esa organización.
Los Estados Unidos garantizan a Israel una ayuda oficial anual de 2 700 millones de dólares, de ellos más de 1 600 millones de dólares en medios militares, y otros 1 500 millones en fondos supuestamente privados. Los aviones y helicópteros de combate, el combustible de aviación, las bombas, incluidas las devastadoras GBU-28, los misiles, los sistemas de protección láser, satélites, blindados y armamento terrestre con que se comete este genocidio, son suministrados por los Estados Unidos.
El gobierno norteamericano, con su veto, ha impedido actuar al Consejo de Seguridad. Su pública y criminal oposición a la exigencia de un alto al fuego ha abortado otras iniciativas de paz.
La Unión Europea, con raras excepciones, ha servido de cómplice y ha aceptado blandas declaraciones impuestas por el Imperio del otro lado del Atlántico.
En días terribles como estos, queda literalmente al desnudo la política hipócrita y vergonzosa en materia de derechos humanos y de enfrentamiento al terrorismo de quienes cooperaron y todavía callan sobre los secuestros en otros países, traslados secretos y torturas de detenidos. Son los mismos que ahora pisotean el Derecho Internacional, el Derecho Internacional Humanitario y participan del crimen con su silencio u omisión.
La responsabilidad de que continúe impunemente esta salvaje agresión contra la población civil libanesa, que constituye un acto de terrorismo de Estado, es de quien sostiene económica y militarmente al agresor y de quienes actúan como serviles vasallos y cómplices.
Cuba exige que esta cobarde agresión cese inmediatamente y llama a la comunidad internacional a movilizarse para imponer al agresor un alto al fuego inmediato e incondicional. No puede tolerarse que día tras día continúe la destrucción de un pequeño país y la masacre de su población civil.
En esta hora crucial, Cuba reafirma su plena solidaridad con el pueblo libanés, que junto a los heroicos palestinos y a todos los pueblos árabes, sufre hoy nuevamente la agresión del régimen de Tel Aviv.
La Habana, 3 de agosto de 2006(Tomado de Granma)