Acuse de recibo
Yoandra Amat Carralero (calle 55 No. 7, Pueblo Viejo, Jesús Menéndez, Las Tunas) cuenta que es la propietaria de una vivienda que está en muy malas condiciones: el agua penetra cada vez que llueve, ocasionando gradualmente daño a sus pertenencias.
Pero lo más preocupante para ella es el estado de salud de su hijo de tres años, que se deteriora por las condiciones de la vivienda. Cuando cumplió un año y ocho meses estuvo hospitalizado con una neumonía, la cual provocó un derrame de la pleura del pulmón, poniendo en peligro su vida, y por lo cual hubo que realizar una pleurotomía.
Ante tal situación, señala, hizo la solicitud de un crédito al Banco. Le fue asignado, para la compra de materiales y la ejecución, y algunas tejas de «fibro» para mejorar la vivienda, que se mojaba toda. Pero el crédito, añade, solo le alcanzó para levantar tres habitaciones hasta el cerramento.
Desesperada, Yoandra fue a la Dirección Municipal de la Vivienda, a buscar ayuda. Y después de esperar tanto tiempo le llegó la respuesta del entonces director de esa entidad, quien le informó que por haber comenzado por el método de esfuerzo propio su vivienda, no tenía derecho a que el Estado le asignara una ayuda.
«¿Ahora tengo que esperar diez años para saldar mi deuda con el Banco y solicitar otro crédito, para poder utilizar esas tres habitaciones mientras la salud de mi niño se deteriora cada día?», pregunta Yoandra.
Pedro Orlando Rodríguez Díaz (Calle Sol 140, interior, edificio 6, apto. 1, reparto Raúl Sánchez, Pinar del Río) narra las vicisitudes y molestias que afectan a los vecinos, por la rotura de una toma de tubería que, desde la conductora de 20 pulgadas, abastece a una cisterna para cuatro edificios multifamiliares.
Refiere que hace diez años se quebró ese empate. Entonces, con la participación de los vecinos, se ubicó una tubería dentro de otra, sin soldar, con una liga, pues el agua comenzó a penetrar en el apartamento de Pedro Orlando, y los especialistas de la empresa encargada de la solución nunca se presentaron (no dice cuál entidad, pero suponemos que Acueducto y Alcantarillado).
«Hoy existe de nuevo el peligro de que ocurra un hecho sensible, debido al mal estado de la toma y del tramo de tubo. Es llamativo que Acueducto Municipal se encuentra a escasos metros del edificio. Además, la delegada de la circunscripción ha hecho múltiples gestiones y no se ha podido dar solución debido a la desatención de ese organismo. Sus directivos tampoco se han presentado para darles una explicación a los vecinos, ni en las asambleas de rendición de cuentas. El agua acumulada puede ser también foco de mosquitos transmisores de enfermedades», concluye, no sin enviar fotos elocuentes del asunto.
Mario López Palma (Concordia 903 entre Infanta y San Francisco, Centro Habana, La Habana) cuenta que su hija tiene una casa de renta en Zanja 614, entre Oquendo y Soledad, en el mismo municipio capitalino, que se encuentra afectada hace unos tres meses por un salidero de aguas albañales que brota de la acera. Y ello afecta también la cafetería ubicada en el 616 de esa calle.
Precisa que se han hecho varios reportes en las oficinas de Aguas de La Habana que les corresponde, y han enviado el camión para destupir, pero sin ningún resultado. Los operarios del camión le plantean que debe ir la brigada a realizar la unión de las tuberías para el alcantarillado.
«En 2018, por concepto de impuestos, la renta aportó más de 15 000 CUC al municipio. ¿Cómo es posible que estemos pagando el impuesto al municipio mensualmente y no se nos dé una solución a este problema que afecta la salud, por situación de higiene, pestilencia, mosquitos y mala imagen a los negocios por cuenta propia?», manifiesta, y agrega que el turista que vea en la puerta de la casa arrendada tal situación, se retira el primer día.
«Nos cuesta trabajo escribir a su redacción para que se nos gestione una respuesta, pero hace más de tres meses que tenemos este problema, sin solución», concluye Mario.
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