Acuse de recibo
Norberto Julio Fiallo Álvarez (calle 43 No. 3213, entre 32 y 34, San Nicolás, Mayabeque) escribe porque a él y a otros compañeros de trabajo en la granja avícola Ana Betancourt 2, con más de 20 años de labor ininterrumpida, no les pagan por la antigüedad que les corresponde.
Lo que les confunde y preocupa es que el jefe de Recursos Humanos de la empresa les comunicó que si la granja no cumple el plan de producción, no les pagan la antigüedad.
«La duda es, señala, si la antigüedad es un estímulo que se nos paga por cumplir el plan de producción, o es un derecho que tenemos los trabajadores por los años de servicio ininterrumpido en el centro de trabajo», inquiere Norberto.
Y ruega que se le oriente si existe en el Código del Trabajo o en alguna resolución, un acápite que disponga que ya no se pague antigüedad como antes, en caso de no cumplirse el plan.
Esperemos que el propio Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, o la propia Central de Trabajadores de Cuba, puedan esclarecer la duda tan sensible de este trabajador y sus compañeros.
Santa Efigenia Pérez Suárez (Calixto García No. 47 A, entre Concha y San José, Colón, Matanzas) señala que desde el 4 de abril pasado se encuentra tupido el registro de aguas albañales situado en el contén, a escasos metros de la puerta de su vivienda.
La tupición afecta varias casas, y por ello la carta de Santa la apoyan firmas de otros 17 vecinos. El problema fue reportado a Acueducto y Alcantarillado, a Epidemiología y a Atención a la Población del Gobierno municipal. Y a los 14 días fue una brigada: a pesar de hacer tremendo esfuerzo, no lograron destupir la tubería, y concluyeron que había que romper la calle.
El 4 de mayo Santa Efigenia llamó de nuevo a la encargada de tramitar las quejas, y esta le explicó que ese reporte ya estaba en la Dirección de la Empresa. La afectada esperó 30 días más para volver a llamar. Y le respondieron lo mismo: ya está reportado.
El 22 de junio repite la llamada, y la misma persona le responde de nuevo que eso no está en sus manos, pues ya está en la Dirección.
Transcurridos muchos días, y a tanta insistencia de llamadas telefónicas diarias, se personaron dos operarios con un carro de gran potencia para limpiar la tubería. Al final, nada pudieron hacer. Concluyeron que había que picar la calle. Pero jamás han regresado ni tampoco respondieron. Y en los primeros días de julio la brigada volvió por allí, sin obtener resultado alguno.
Los días pasaban. Santa Efigenia volvió a llamar a la compañera que atiende las quejas de la población, quien le informó que ya estaba lleno el modelo que autorizaba picar la calle, única solución. Pero solo faltaban las firmas del ingeniero y del vicepresidente del Gobierno Municipal.
Desesperada, viendo que pasaban los días y no acababan de firmar el susodicho modelo, volvió a llamar. Y entonces, la misma compañera le informó que no existía el martillo para picar el asfalto, según le había informado la directora de Hidrología (Acueducto y Alcantarillado).
Innumerables llamadas ha hecho desde entonces Santa Efigenia para hablar con su directora, pero todos los intentos han sido fallidos: «no se encuentra en estos momentos, está reunida, está en el Consejo de Dirección… Está para el Gobierno, etcétera…».
«Mientras tanto, afirma, son varias las viviendas severamente afectadas por los vertimientos de aguas residuales con heces fecales y gran fetidez. Y lo más preocupante es la proximidad de cisternas de agua potable de vecinos de la cuadra.
«Sentimos que han sido violados los artículos 7, 8 y 9 de la Constitución de la República, en su Capítulo 1: Principios Fundamentales de la Nación, por la morosidad y el burocratismo, entre otras disposiciones y decretos, cuya obligación es respetar y atender al pueblo», concluye Santa Efigenia.