En algunas regiones se ha feminizado la epidemia
El VIH no discrimina géneros, pero la información sobre el tema a nivel mundial sí lo hace. Muchos países no dan cifras separadas por sexos y por tanto no se evidencia cómo el crecimiento de casos entre mujeres es proporcionalmente mayor que en hombres, al punto de que en varias regiones se ha feminizado la epidemia.
Como en los inicios de la enfermedad el fenómeno se hizo más visible en hombres que tienen sexo con otros hombres, los medios no hicieron suficiente hincapié en la transmisión heterosexual y sobre todo en la mayor vulnerabilidad biológica y cultural de las mujeres a cualquier edad. Incluso las que viven en países desarrollados o logran altos niveles de educación no están libres de ese peligro, porque no siempre logran conocer sus derechos sexuales y reproductivos ni ejercer el control de sus cuerpos.
De hecho pueden ser víctimas de violencia sexual dentro y fuera de sus hogares, están condicionadas a cuidar de los demás, no de sí mismas, y en casi todas las culturas se les exige responder pasivamente a los reclamos masculinos y aceptar decisiones de la pareja que las perjudican, como las prácticas sexuales desprotegidas y la infidelidad, o arriesgarse a perder su estatus en el hogar y el respaldo económico y emocional que supuestamente proporciona el matrimonio desde una concepción patriarcal y androcentrista.
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