La amistad es la forma más elevada de amor. He sido testigo de las relaciones más hermosas de pareja surgidas de una sincera amistad
P.R.: ¿Es posible que una amistad evolucione a una relación de pareja?
—Dicen que la amistad es la forma más elevada de amor, y en mi opinión no le falta razón ni sabiduría a la frase. He sido testigo de las relaciones más hermosas de pareja surgidas de una sincera amistad.
Cuando los vínculos comienzan sobre la base sólida de esa afinidad tienen un alto pronóstico de ser exitosas, porque se basan en la simpatía, la complicidad, comprensión y respeto. Al ser una relación genuina, cada uno de los integrantes se muestra sin la previsión de intentar ser potencialmente cautivador durante el período de cortejo.
Dos amigos comparten penas y alegrías en total honestidad, son cómplices y compañeros de travesuras, sirven de apoyo mutuo en los períodos oscuros. Al compartir vivencias, es más fácil crear un vínculo y enamorarse, y aún sin proponérselo, surge el deseo y la pasión erótica.
Cuando no hay inconvenientes éticos que perturben la experiencia, está bien atreverse a profundizar la relación y no quedarse con la duda de lo que podría ser, no suponer lo que podría o no ser mejor. Al fin y al cabo, ya cuentan con las bases correctas: confianza y receptividad. Cada uno debe valorar los pros y los contras y hacer su elección.
Sin embargo, no podemos obviar que en las relaciones humanas nada es garantía de éxito absoluto, porque lo único constante es el cambio. Lo importante es que la amistad sea tan auténtica, que si un día falla la pasión puedan agradecerse y cerrar el vínculo de pareja saludablemente, sin resentimientos ni daños emocionales.
A fin de cuentas, la amistad es lo que queda cuando se calma el amor pasional, y muchos matrimonios estables recorren ese mismo camino, de la pasión al compromiso y la cordialidad.
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