Se puede sostener una práctica sexual deleitable intercalada con otras tareas y exigencias de la vida cuando se requiere compromiso para seguir adelante
M.N.: En breve, llega un amigo que solo nos visita en verano. Cada vez que viene tenemos un encuentro erótico sublime, pero cuando se va, todo acaba entre nosotros. Desde que sé que volverá estoy muy ilusionada. Aunque tengo novio y nos va bien, no se quita esa sombra del amor estival en mi cabeza, y no sé qué hacer en el próximo encuentro.
La situación actual muestra que no todos los momentos de la vida son iguales. Ya has necesitado empezar una relación, aun con la añoranza del verano sensual. Ahora podrás decidir el lugar que le otorgas a esa historia. El encuentro que se avecina es una oportunidad para conversar y tomar decisiones.
No todos los vínculos que establecemos en la vida tienen los mismos matices. Hay lazos solamente eróticos, otros muy amistosos, algunos que parecen pactos de compromiso y en otros están más o menos entremezcladas sensualidad, amistad y compromiso.
Se puede sostener una práctica sexual deleitable intercalada con otras tareas y exigencias de la vida cuando se requiere compromiso para seguir adelante. A veces, lo que comienza por una amistad continúa con atracción sensual y amorosa vivificante. Las pasiones como esa veraniega pudieran devenir noviazgo o quedar en un buen recuerdo.
Así como las relaciones cambian, se transforman nuestros intereses. La fiesta, el encuentro, lo fugaz, pueden perder encanto cuando nos involucramos en proyectos vitales que apasionan. Un noviazgo con otros aderezos puede opacar esos intensos encuentros vacacionales.
En cualquier caso, cada decisión es un viaje potencial hacia lo vivo que nos habita.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Sicología clínica