F.E.: Tengo un hijo de 16 años que es homosexual y estoy muy afectada, no porque lo sea, sino por el tiempo que me engañó. Le he dado mucha confianza para que hablara conmigo sobre cualquier tema. Desde niño siempre noté que nunca se interesó por el deporte o juegos parecidos. Por eso le decía que el día que le gustaran los hombres, me lo dijera. Tuvo noviecitas y aunque yo veía que faltaba esa química, me decía que no era homosexual. Hace dos meses me confesó que le gustaban los hombres. Me siento traicionada, con miedo a que me oculte cosas más graves. Siempre ha sido un hijo muy bueno, se esfuerza en la escuela y tiene buenos sentimientos. Me pregunto en qué fallé. ¿Por qué me mintió?
El fallo está en creer que la traicionó porque postergó esta confesión que usted solicitó cuando él no había definido su orientación. Es preciso darle a su hijo la oportunidad de explorar, valorar y decidir a solas hasta que se sienta preparado para comentarle. Los procesos de elección sexual en la adolescencia están aconteciendo con conflictos e incertidumbres por un largo período que difiere de una persona a otra. Se requiere tiempo para las elaboraciones subjetivas que las definiciones sexuales necesitan.
Parte del crecimiento de nuestros hijos implica que tengan su vida privada y decidan qué, cómo y cuándo comentarnos sus secretos. No todo será confesado, no siempre seremos los primeros en enterarnos, ni los únicos que ayudamos. Es preciso saber dejarlos realizar sus propios recorridos vitales y mantenernos dispuestos a colaborar con ellos cuando requieran de nuestro apoyo.
En estos momentos tal vez deba preguntarle a él por qué le mintió o decidió esperar para comentarle su orientación sexual. Es esta una oportunidad para acercarse a él.
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