D.U.: Nuestro hijo de 12 años muestra algunos rasgos de amaneramiento y nos preocupa por las consecuencias sociales que pudiera tener para él y la familia una homosexualidad. Tengo amigos con esa orientación a quienes admiro, pero sé que no es fácil la convivencia social. Una psicóloga me dijo que son cuestiones de la edad, pero yo quisiera saber si tengo alguna manera de inclinarlo más hacia la heterosexualidad. Su padre ha hablado en confianza con él.
Si en verdad su hijo prefiriese amar a los de su mismo sexo solo le quedaría apoyarlo para que pueda superar las contradicciones que deba afrontar. No podrá cambiar su deseo a voluntad. Hasta ahora notan rasgos expresivos, pero estos no indican fehacientemente la preferencia erótica. Los jóvenes se sacan las cejas, afeitan partes del cuerpo y besan a sus amigos sin ser homosexuales.
Desde su condición de padres observadores pudieran estar ante las primeras manifestaciones de lo que será la orientación sexual de su hijo, pero igual tendrán que esperar a que elija pareja y tenga más elementos para determinar su inclinación sexual. Esas preocupaciones podrían ser obra de sus temores, fantasías y prejuicios. Por eso deben ser cuidadosos al hablar con el niño, evitando exigencias o confesiones para las cuales no esté preparado. La adolescencia es una etapa en la que se pueden sentir confusiones sexuales que se esclarecerán en su momento.
Para toda familia es difícil aceptar la homosexualidad de sus hijos por el temor a verlos sufrir y el sufrimiento que implica que su retoño difiera de las expectativas con las cuales lo concibieron y educaron. Su reto es aceptar a ese ser independiente, único, especial que es y será ese hijo o hija.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Psicología Clínica y psicoanalista
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