A.N.: En otra provincia conocí al amor de mi vida. Nos casamos y fuimos pareja por seis años. Él fue y lo será todo, y yo fui la única que lo apoyó cuando lo necesitó en un momento muy difícil. Estuvimos tres meses separados y todo empezó a cambiar. Él seguía diciendo que yo era la mujer de su vida y tuvimos una relación de la cual quedé embarazada. Ahora dice que me quiere como amiga. Voy a tener mi hijo, pero no sé qué hacer con este amor que no sale de mi pecho. Tengo 27 años.
Aún es muy reciente para concluir que esa relación no tiene salvación. Les queda mucho diálogo por delante y muchos asuntos por comprender. No se llega a ese estado sin razones. Podrían determinarlas e intentar resolverlas. Sin embargo quisiera alertarte sobre algunas frases que no reflejan toda la realidad y creerlas podría dañarte debido a la posición en que te ubicas. Dices que él para ti lo es todo: Seguramente así lo sientes, pero es más sano encontrar el valor de otros aspectos como el estudio, el trabajo, la familia, los amigos, los entretenimientos y tú misma. Cuando disfrutamos diversas áreas de la vida los problemas en una de estas son más soportables. Además, mantenemos la capacidad de amar aunque perdamos al objeto de ese amor, así que podrás amar a otra persona si finalmente no se reconcilian.
No le debes ni él te debe nada. Si el deseo recíproco de estar juntos no los acompaña, tal vez sea mejor buscar otros caminos. Una relación mantenida por agradecimiento o pena suele ser muy insatisfactoria. Es obvia tu capacidad de tomar grandes decisiones, como esa de tener tu hijo en tales circunstancias. Asimismo encontrarás qué hacer con este amor.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Psicología Clínica, especialista en VIH/sida y psicoanalista.
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