En Cuba, el tema de las personas intersexuales gana espacios en los ámbitos legal y académico
Las personas intersexuales no son una anomalía de la naturaleza, tu intolerancia sí. (Campaña LGBTIQ+)
Cuando nace un ser humano, la cultura nos compulsa a definir su sexo y asignarle una identidad en función de la apariencia de sus genitales, pero algunos bebés muestran ambigüedad y no es tan simple decidir si será niño, niña o algo más.
La intersexualidad es una condición congénita. El sexo cromosómico, gonadal o anatómico de esa persona es atípico, y no se ajusta al modelo binario tradicional de hombre o mujer. En dependencia de la familia, del equipo de salud que atienda al neonato y de la sociedad en máxima instancia, esa criatura se desarrollará como persona feliz, con todos los derechos y oportunidades a su alcance, o sumido en incomprensiones y rechazos en base a lo que no puede ni mostrar a los demás.
En Cuba, el tema de las personas intersexuales gana espacios en los ámbitos legal y académico, pero el debate transcurre muchas veces desde la sobriedad de quienes temen el dilema ético sobre qué hacer y en qué momento en función de los intereses, deseos y salud mental de los familiares.
Para cambiar esa mirada y centrarse en el individuo pleno, se desarrolló la pasada semana el Primer Consenso Cubano sobre Intersexualidad, auspiciado por la Sociedad Cubana Multidisciplinaria de Estudios sobre Sexualidad (Socumes), el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), la Dirección Nacional del Programa Materno Infantil y las sociedades de Desarrollo de la Familia y Endocrinología, con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
De acuerdo con la periodista Sara Más, del servicio de noticias SemLac, este encuentro fomentó el diálogo entre expertos de las ciencias médicas y sociales, quienes propusieron crear grupos multidisciplinarios para brindar atención integral y asegurar el bienestar físico y mental de las personas intersexuales, con un enfoque basado en el respeto a su integridad corporal y una mayor participación informada en los tratamientos y decisiones sobre sus vidas.
La iniciativa funcionaría como una Comisión Nacional de Atención a Personas Intersexuales y sus Familias, con ramas provinciales integradas por especialistas en neonatología, endocrinología, cirugía pediátrica y general, urología, ginecobstetricia, genética clínica, salud mental, trabajo social, derecho y bioética.
Su propósito es acompañarlos a lo largo de la vida y asegurar la calidad de atención médica desde la niñez, sin ejecutar acciones trascendentales en cuanto a apariencia y capacidad reproductiva, mientras no pueda participar en esas decisiones.
Una sugerencia del Consenso, según la colega de SemLac, es llegar a tratamientos quirúrgicos a edades tempranas solo si no son necesarios para garantizar la vida o funcionalidad, y bajo un estricto protocolo nacional.
Los participantes del foro, entre los que se encontraban personas intersexuales para aportar vivencias, abogaron por una mayor flexibilidad en la asignación de género al nacer, y recomendaron ampliar la perspectiva de género en la atención de salud, con mayor respeto a la autonomía progresiva y la responsabilidad parental refrendadas en nuestras leyes.
En el marco de renovación de nuestros códigos, el Consenso insistió en la pertinencia de incluir una tercera categoría de género en la ley registral, y contemplar la reasignación corporal y legal como parte de los derechos de salud.
La atención a las intersexualidades debe ser individualizada, insistieron. Así lo manda el respeto, la dignidad humana, los derechos, y los principios de igualdad y no discriminación.
Del mismo modo, destacaron el rol de la mejor evidencia científica como sustrato del consentimiento informado, en tanto la familia deposita su confianza en el criterio y sapiencia de quienes los reciben desde el nacimiento, como contraparte a costumbres, prejuicios e ignorancia callejera, porque está claro que nadie nos prepara para asumir sin estigmas cualquier condición diferente en la prole, ni de sexo ni de capacidades físicas o mentales.
Como demuestran las investigaciones, las cirugías genitales tempranas pueden causar sufrimiento y vulnerabilidad física, sexual, sicológica y social. Más de la mitad de las personas adultas asignadas viven limitaciones e inhibiciones.
Durante los debates, la sicóloga Adriana Agramonte, del Instituto de Endocrinología y presidenta de la sección de Diversidad Sexual de Socumes, subrayó la discriminación que enfrentan estas personas en Cuba, y resaltó la necesidad de un mayor activismo a favor de sus derechos.
Por su parte, la jurista Ivón Calaña Pérez, subdirectora del Cenesex, enfatizó el valor del diálogo interdisciplinario para mejorar las prácticas y visibilizar una problemática aún silenciada, a pesar de los logros en otras esferas de los derechos de las comunidades LGBTIQ+ (la I es intersexualidad).
Los medios de comunicación también tienen un papel clave en este cambio de paradigma, escribió Sara Más en su reporte: nos toca sensibilizar, informar y orientar, promover el activismo intersexual, las redes comunitarias y los grupos de apoyo.