Si la inteligencia artificial está cambiando internet como lo conocemos, ¿por qué hay tantas empresas enfrascadas en desarrollar nuevos navegadores?
Ya lo habíamos comentado en esta sección: internet, como lo conocemos hoy, está en plena transformación. La razón es la inteligencia artificial generativa (IA). Los grandes modelos de lenguaje se roban cada vez más el recurso «atención de los usuarios», acaso el activo más disputado por las grandes tecnológicas.
Numerosos son los reportes que dan cuenta de descensos significativos en visitas para muchos sitios web, principalmente los relacionados con noticias. Publicaciones como People, por ejemplo, dieron a conocer que su tráfico se ha reducido a la mitad. Business Insider informó la semana pasada que despedía al 21 por ciento de su personal, y algo similar ha sucedido en muchas de las grandes publicaciones de Estados Unidos, como CNN, Vox Media, HuffPost y NBC, por solo citar algunos ejemplos.
La principal razón estriba en la caída del tráfico desde los buscadores, y aunque la web es mucho más que sitios de noticias, cerca de dos tercios de los adultos afirman que la principal razón para usar la red de redes es buscar información, según el último informe de We Are Social, una de las principales autoridades en temas estadísticos relacionados con internet.
«Las editoriales tienen cada vez menos vías rentables para distribuir su trabajo, y sus negocios publicitarios luchan por competir con los de los gigantes tecnológicos. Mientras tanto, grandes extensiones de sus archivos fueron absorbidos por empresas de IA para servir de base (sin compensación) para los chatbots que ahora sirven como sustitutos cada vez más eficaces. Google ahora ofrece sus Resúmenes de IA a más de 1 500 millones de personas, que antes podrían haber hecho clic en un enlace», explican desde Platformer.
Recientemente, sin embargo, el declive de la web se ha encontrado con un sorprendente fenómeno: una enorme inversión en nuevos navegadores web.
Opera, la empresa noruega cuyo navegador homónimo controla alrededor del dos por ciento del mercado mundial, anunció el desarrollo de un nuevo navegador hace unos días, llamado Neon.
Dos días antes, The Browser Company dio a conocer sus planes de liberar el código fuente de su navegador Arc y centrar sus esfuerzos por completo en uno nuevo.
Son movimientos que llegan apenas semanas después de que Perplexity, un modelo de IA que se presenta como «un motor de respuestas», anunciara un nuevo navegador propio llamado Comet. Y aunque no está confirmado, se dice que OpenAI lleva más de seis meses trabajando en un navegador.
Hace mucho tiempo que internet no es escenario de una verdadera guerra de navegadores. La primera, en los inicios de la web allá por los años 90 del pasado siglo, vio a Internet Explorer, de Microsoft, derrotar decisivamente a Netscape Navigator, con juicio antimonopolio incluido. En la segunda, que se extendió aproximadamente entre 2004 y 2017, surgieron nuevos competidores como Mozilla (Firefox) y Google (Chrome) para desafiar a Internet Explorer y finalmente eliminarlo. Hoy día, la mayoría de los usuarios de internet usan Chrome.
Ahora dos factores se unen para dar curso a una posible tercera guerra de navegadores. El primero es que Chrome está siendo atacado por el Gobierno estadounidense, que actualmente intenta obligar a Google a deshacerse de este como solución al monopolio de búsquedas de la compañía. Amablemente, OpenAI y Perplexity se ofrecieron para quitárselo de las manos a Alphabet, la compañía matriz de Google. Que ese esfuerzo tenga éxito o no, es una batalla que genera mucha distracción y puede abrir espacio a la competencia.
El segundo factor, como es obvio, es la IA. Así como el auge de ChatGPT puso de manifiesto la insatisfacción de los usuarios con la búsqueda web tal y como existía antes de 2022, estos nuevos navegadores podrían revelar que Chrome ya no les ofrece un servicio eficaz. La búsqueda y los navegadores son dos caras de la misma moneda. Cuando buscas algo en la web, ves los resultados en un navegador. Eso es lo que convirtió a Chrome en una gran inversión para Google. Su innovadora barra de direcciones, que se convertiría en el estándar de la industria, anima a los usuarios a buscar más que nunca. Y a medida que Chrome ganó cuota de mercado, Google aprovechó su influencia para crear un mundo cada vez más a su imagen: fácil de indexar, buscar y mostrar anuncios.
Hoy día, una nueva generación de empresas está llegando a la misma conclusión que Google hace una generación: si realmente te tomas en serio la búsqueda, deberías crear un navegador.
Josh Miller, director ejecutivo de The Browser Company, lo tiene claro. «Los navegadores tradicionales se crearon para cargar páginas web», declaró en un post en el blog de la empresa, donde anunciaron su próximo navegador: Dia.
Según Miller, cada vez más las páginas web (aplicaciones, artículos y archivos) se convertirán en herramientas de interacción con interfaces de chat de IA. En muchos sentidos, las interfaces de chat ya funcionan como navegadores: buscan, leen, generan y responden. Interactúan con otros modelos de lenguaje, API y bases de datos. Y la gente pasa horas, cada día, en ellas. «Si tienes dudas, llama a un primo del instituto o la universidad: las interfaces de lenguaje natural, que simplifican el tedio de los viejos paradigmas informáticos, han llegado para quedarse», aseveró.
Opera está haciendo una propuesta similar con Neon. En 2017, lanzó un navegador diferente con el mismo
nombre, pero en esta iteración incorpora agentes de IA.
«Estamos en un punto en el que la IA puede cambiar radicalmente la forma en que usamos internet y realizamos todo tipo de tareas en el navegador», declaró Henrik Lexow, director sénior de productos de IA de Opera, en un comunicado de prensa de la compañía. «Opera Neon pone esto al alcance de nuestros usuarios».
Una característica destacada es un motor de IA que, según Opera, es capaz de comprender e interpretar lo que los usuarios solicitan y luego generarlo con la ayuda de agentes de IA basados en la nube. Por ejemplo, Opera afirma que Neon puede crear juegos, informes, fragmentos de código y sitios web, y trabajar en múltiples tareas, incluso, sin conexión.
Siguiendo esta filosofía, quizá hasta el término «navegador web» probablemente no sea el mejor a emplear para lo que se avizora. En ese futuro, no es una persona quien navega por la web. Es un agente de IA.
Este parece ser el objetivo a corto plazo de todas las empresas relacionadas con las búsquedas, o al menos desde que Google anunció su intención de que su agente de IA hiciera el trabajo por el usuario. Lo que no estaba claro entonces es que tantas empresas buscarían competir con Google no solo en las búsquedas, sino también en el software que las genera. ¿Funcionará? Conseguir que la gente cambie de navegador es muy difícil. Pero nada dura para siempre.