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¿Se mueren los SMS?

El auge de las aplicaciones de mensajería instantánea en los celulares, y de otros servicios como la navegación web, ha obligado a todas las compañías operadoras de telefonía del mundo a reconfigurar sus estrategias

Autor:

Amaury E. del Valle

Apenas 20 años después de su invención, los SMS (Short Message Service, servicio de mensajes cortos en español) pudieran desaparecer en breve tiempo ante la avalancha de aplicaciones de mensajería instantánea (apps) para móviles, que les están haciendo competencia.

Convertidos en uno de los usos más frecuentes de los celulares, los SMS, que también han sido un jugoso negocio para las operadoras telefónicas, aunque mantienen una importante cuota de mercado, poco a poco han comenzado a ceder terreno.

La transmisión de datos a través de los móviles de tercera generación, el acceso al correo electrónico en estos, a páginas de redes sociales y en especial las aplicaciones de mensajería instantánea, les han asestado un duro golpe a los mensajes de texto.

Datos revelados por la consultora de tecnología Informa Telecom, dan cuenta de que si bien los usuarios del SMS son seis veces más numerosos, también envían seis veces menos mensajes por día, lo cual ha obligado a las compañías proveedoras de estos servicios a mirar hacia otros horizontes ahora más lucrativos.

Las estadísticas analizadas indican que para finales de 2012 se mandaban más mensajes al día por las aplicaciones para celulares, y la tendencia es que su uso siga cada vez más al alza, amenazando incluso la popularidad de otros servicios emergentes como el correo electrónico y las redes sociales.

Un hueco en la proa

Los datos extraídos de Informa Telecom indican que para este año se prevé el envío de unos 41 000 millones de mensajes por la red de datos, más del doble que a través de SMS, a pesar de que paradójicamente de los 3 500 millones de personas con un móvil en todo el mundo, solo 586,3 millones tienen un smartphone con aplicaciones como WhatsApp, Blackberry, Viber o Line, las cuales permiten la mensajería instantánea.

La razón de su crecimiento no está, por ende, tanto en el número de usuarios como en la actividad de estos, ya que si como promedio se envían unos cinco SMS al día por persona, los que tienen el otro sistema mandan una media de 32,6 mensajes al día.

Ante esa realidad, los números indican que por concepto de ingresos dejados de percibir por los SMS frente a las apps, por ejemplo, las operadoras de telefonía dejaron de obtener unos 120 000 millones de euros en mensajes instantáneos, y solo en España, según el informe de Informa Telecom, pasaron de facturar 1 100 millones de euros en 2007 por concepto de SMS a 758 millones en 2011.

Sistemas como el pionero Blackberry Messenger, surgido hace apenas seis años, o el muy extendido WhatsApp, presente en más de cien países y 750 redes móviles, y mediante el cual solo en 2012 se enviaron 18 000 millones de mensajes al día, han sido punta de lanza contra los SMS en una guerra a muerte que tiene como campo de batalla el bolsillo de los usuarios.

Ante la realidad de la debacle, muchas telefónicas han optado por rebajar el precio de los SMS y ofrecer paquetes promocionales que incluyen un número determinado de estos y hasta su envío ilimitado, tratando de hacerle frente a un hueco en el barco de las comunicaciones móviles, que hasta ahora tuvo viento en popa.

Otras esperan, en cambio, que sus propios programas de mensajería, y especialmente la puesta en marcha del protocolo 4G, que permitirá a las empresas de telefonía aumentar los márgenes de beneficio en servicios Premium, les facilite recuperar el terreno perdido.

Soltando las redes

Aunque el uso de los SMS, al menos en números redondos, seguirá creciendo según las estimaciones al menos hasta 2016, nadie duda que las aplicaciones de mensajería instantánea le han dado un golpe mortal.

Y no solo están asustadas las telefónicas ante su auge, sino hasta el todopoderoso Facebook, la red social más usada del planeta, y el megabuscador Google, que ha puesto sus ojos en este filón en pleno crecimiento.

En el caso de Facebook la preocupación viene por la emergencia de servicios como Kik o WhatsApp (productos de Start Up) en Estados Unidos, o Kakao Talk, Line y WeChat en Asia, los cuales han ido más allá de la mensajería, al permitir crear perfiles personales y compartir mensajes, fotos y videos con redes de amigos.

Es por ello que los más jóvenes, que hacen un uso más continuo y activo de las apps, se han alejado no solo de los SMS, sino hasta de Facebook e incluso de Twitter, que ven con preocupación este distanciamiento.

A su vez, como las apps de mensajería instantánea por móviles muchas veces son aplicables a diversos modelos y sistemas operativos, siempre que estos tengan acceso a datos, su crecimiento ha sido espectacular en varios nombres, como el ya mencionado WhatsApp, pero también WeChat, la cual ya suma 400 millones de usuarios, y Line y Kakao Talk, que entre las dos tienen unos 200 millones.

No por gusto Google, siempre a la caza de posibilidades de negocio, podría estar en tratativas secretas para comprar WhatsApp, algo que si bien no ha sido confirmado por ninguna de las dos compañías, tampoco se ha negado rotundamente.

Esta estrategia, que según indicios filtrados por la prensa especializada se llevaría en el mayor secreto, podría significar para el buscador un desembolso de un billón de dólares, pero en cambio le ahorraría tener que construir e impulsar su propia aplicación de mensajería instantánea para móviles.

Es más, podría sumarse al proyecto Babel, el cual pretende congregar toda la mensajería repartida a través de varios servicios de Google, como Google Talk, Google Voice, Hangouts y el chat de Google+, los que serían uno solo y estarían disponibles en todas partes, desde los teléfonos con Android, el navegador Chrome o el correo electrónico de Gmail, aumentando así la disponibilidad de servicios de cara a los usuarios.

Más allá de la voz

La irrupción del servicio de datos en los celulares, y con ello la de múltiples aplicaciones para estos, ha reconfigurado la usabilidad de este dispositivo, que ahora va más allá de llamadas y mensajes cortos de texto.

Esa realidad ha obligado a las compañías operadoras de telefonía a reconfigurar sus planes y estrategias, ante la cada vez más agresiva competencia de las apps, que si bien usan su soporte, le roban jugosas ganancias al prestar servicios de cierta forma ajenos a ellas.

Entender que el celular es mucho más que un aparato para hacer llamadas y mandar mensajes, y habilitar cada vez más servicios en ellos es cuestión de supervivencia para las telefónicas.

Impulsar decididamente esa estrategia, más allá de que tendría un significativo impacto económico directo en las ganancias de los proveedores de comunicaciones móviles, ayudaría a desarrollar los servicios informáticos encargados de crear las aplicaciones necesarias, y a su vez redundaría en la necesaria e impostergable informatización de la sociedad.

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