¡¿Adicto al Sol?! Pues sí, según investigaciones recientes, aquellas personas que pasan horas interminables en la playa, una piscina o parque, entregados a los rayos del Sol, pueden estar sufriendo una especie de adicción al astro rey.
Un estudio publicado en la Revista Cell, en Estados Unidos, refiere cómo los rayos de Sol estimulan la producción de endorfinas en la piel, lo que puede causar un estado de sometimiento del organismo a la exposición a los rayos ultravioletas (UV).
Entre las referencias en el estudio, un equipo de la Universidad de Medicina de Harvard señala que en experimentos con ratones se demostró que la exposición repetida a rayos UV provoca adicción en los animales.
Se especula sobre la adicción a las llamadas camas de rayos UV, una moda muy difundida en los últimos años en países como Estado Unidos.
Los investigadores descubrieron que la radiación UV estimulaba la producción de una proteína llamada proopiomelanocortina, que al dividirse en el pigmento melanina, produce el famoso bronceado.
Científicos británicos consideraron que las presiones sociales pueden estar detrás de las razones por las que hay personas que toman tanto el Sol y terminan por convertirse en adictos, lo que puede elevar el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
El Doctor David Belin, quien investiga la adicción en la Universidad de Cambridge, comentó que este es un campo muy interesante, a pesar de que sus conclusiones no son compatibles con sus resultados.
No obstante aclaró que el estudio demuestra que acostarse en la playa estimula el sistema opioide y puede ser algo muy agradable.
Otras pruebas mostraron que incluso podían aparecer los síntomas de abstinencia, como náuseas, nerviosismo y temblores, cuando a los aficionados al bronceado se les daba un fármaco para tratar la adicción. En cualquier caso, aún los expertos consideran que describir esos resultados como adicción sería ir muy lejos, antes de tiempo.