El reconocimiento este año al desempeño de miles de ellas en la batalla contra la COVID-19 nos recuerda que la visibilización de las científicas del mundo es una asignatura todavía pendiente
«Durante siglos, las mujeres han hecho notables aportes en el ámbito de la ciencia. Descubrieron medicamentos que pueden salvar vidas, fueron artífices de invenciones que cambiaron el mundo y estuvieron a cargo de investigaciones vanguardistas; sin embargo, en muchos casos, sus invaluables avances han sido infravalorados o soslayados.
«Durante mucho tiempo, las áreas de las ciencias, tecnologías, ingeniería y matemáticas (o STEM, por sus siglas en inglés) han sufrido la influencia permanente de sesgos de género que excluyen a las mujeres y las niñas de estas esferas del conocimiento. El acceso desigual a la educación, a las tecnologías y a los puestos de liderazgo ha obstaculizado las posibilidades de incontables brillantes mentes femeninas en carreras de STEM y ha estancado su progreso.
«A pesar de estos escollos, las mujeres y las niñas, creativas y tenaces, desafían los límites del conocimiento científico y todos los días buscan soluciones a problemas mundiales complejos».
Esa es una cita bien larga, es cierto, pero muy reveladora de lo que aún hoy ocurre con la brecha de género dentro del mundo de las ciencias y la investigación. Apareció en 2020 en el sitio ONU Mujeres, y tras el reconocimiento este año al desempeño de miles de ellas en la batalla contra la COVID-19, nos recuerda que la visibilización de las brillantes científicas del mundo es una asignatura muy pendiente. Repasemos hoy algunas de las más geniales investigadoras latinoamericanas de nuestro presente, con las ausencias lógicas que el espacio nos impone.
Si se habla de ciencia de mujer hecha en Cuba el primer nombre que nos viene a la mente es el de Concepción Campa, líder de la investigación para desarrollar la única vacuna con eficacia probada en el mundo contra la meningitis B y C. Merecido lo tiene la Doctora, quien además es académica titular de la Academia de Ciencias de Cuba, miembro del Comité de Expertos en Vacunas Humanas y Veterinarias del Citma y miembro del Consejo Científico del Ministerio de Salud Pública. También ha sido delegada oficial en el Programa para la Iniciativa de la Vacuna de la Infancia de la OMS.
En la actualidad, tal vez nos asombraría saber que la existencia de la vacuna VA-meningoco-BC, con una eficacia demostrada a lo largo de más de tres décadas, permitió acortar los ciclos de investigación para que llegáramos en tiempo récord a nuestra Soberana 01, la cual utilizó a la VA-meningoco-BC como plataforma de base.
María Teresa Ruiz es una astrónoma chilena, premio nacional de Ciencias Exactas, premio de la Unesco, presidenta de la Academia Chilena de Ciencias. Ha descubierto una supernova en el momento de explotar, dos nebulosas planetarias y la estrella enana Café.
Fue presidenta de la Fundación para el Desarrollo de la Astronomía de Chile y ha integrado distintos organismos internacionales. Sin embargo, una de las cosas que destaca de sus anécdotas como científica es que nunca pensó en su feminidad como una marca sobre su carrera.
«Yo quería ser ingeniera química y nunca me pareció que ser mujer fuera una barrera para aquello. Si yo no lo lograba no era por ser mujer, era porque no tenía los talentos o porque no me había comprometido con el estudio», suele contar quien se convertiría en la primera mujer astrónoma que matriculó en Princeton.
Susana López Charretón es una viróloga mexicana, especializada en rotavirus y divulgadora de temas virológicos. Premio de Microbiología de la Unesco en 2001 fue clave en el estudio de un rotavirus que causa la muerte de miles de niños al año en todo el mundo.
Con más de cien publicaciones en revistas científicas de talla internacional, presencia en artículos de divulgación de ciencia y participación en comités editoriales especializados, esta experta fue recientemente nombrada doctora Honoris causa.
Esta distinción le fue otorgada por el Sistema de Universidades Jesuitas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente. Se le reconoció entonces su labor de más de 30 años de estudio en la escena científica y la divulgación de la ciencia en su país.
«Siento que si de verdad voy a tener una voz, debo tratar de usarla lo mejor posible y ser un ejemplo para inspirar y tratar de impulsar a más mujeres a que puedan hacer una carrera científica», ha expresado la doctora.
Mayana Zats es la cara femenina de la genética brasileña. Y con razón. Bióloga molecular y miembro del Proyecto Genoma Humano Internacional, ha ayudado a miles de familias afectadas por enfermedades genéticas.
Junto a su equipo de investigación, halló uno de los genes relacionados con la distrofia (que afecta tanto brazos como piernas) y el gen responsable del síndrome de Knobloch (que causa ceguera progresiva).
Kathrin Barboza es una bióloga boliviana experta en murciélagos y codescubridora de una especie que se consideraba extinta. Ha dedicado sus años a estos animales y a generar conciencia en las personas sobre su importancia y particularidades, pero sus preocupaciones guardan una coherencia global en cuanto a la ciencia y el mundo:
«De una cosa estoy segura: si seguimos tratando al planeta como hasta ahora se vienen muchas pandemias más. Deforestar, traficar animales silvestres y llevar estilos de vida insostenibles es cavar nuestra propia tumba. Necesitamos cambiar ya todos».
Barboza es la primera boliviana en ganar la beca de la Unesco para jóvenes científicas.
Estas mujeres son solo un botón de muestra muy pequeño de lo que muchísimas otras, también desde el anonimato, aportan cada día a la ciencia de la región, en la mayoría de las ocasiones atravesando más escaños para lograr una carrera visible e influyente que sus colegas masculinos. Aplausos para todas ellas en esta semana que celebra el aporte femenino en todas las áreas.
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