Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

De Cañón y otros ángeles tecleros

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

Diecisiete años atrás, el periodista Guillermo Cabrera Álvarez convocó a sus lectores de la Tecla Ocurrente a pensar en lo central en sus vidas, y a contarlo en el centro de Cuba (un pueblito llamado Guaracabulla) en el centro del día que partía aquel año (1ro. de julio de 2007).

Quien conozca la pluma y el alma del Guille no se sorprenderá si le digo que ese día llegamos más de 200 personas de un montón de provincias, y para muchos el ombligo de sus vidas era la Tecla, justamente, porque con esa columna de los jueves en JR el pecho se expandía para reír, llorar, aprender, perdonar… ¡crecer!, y hasta para sacar a la musa de las gavetas y participar en sus concursos, cargados de historia y promesas de aventuras.

Poco después de la hermosísima tertulia, mientras disfrutábamos del sorprendente almuerzo preparado por el Gobierno municipal de Placetas, Guille apagó su corazón en las manos de Rene, un estudiante de Medicina, hoy cirujano. Como le había prometido a la anfitriona, Katy, nunca se iría de aquel bucólico lugar, donde la humildad es ADN social y tal parece que se funden Macondo y Nunca Jamás.

Allí volvimos desde entonces cada año en irreverente peregrinación, tras multiplicarnos por la Isla en tertulias, expediciones, hermanamientos y acólitos silenciosos. Hasta que la pandemia nos cortó el impulso y llevó al mundo a un reflexivo impasse, para que todos repensaran lo central de su existencia y reaprendieran a vivir en familia.

En 2022, los más valientes y sanos retornaron a la céntrica ceiba de simbolismo centenario, y en 2023 los más cercanos se hicieron presente con tozuda ternura, mientras el resto desafiaba ondas y megas para enviar, al menos, un mensaje…

Este año somos más, aunque seamos menos (o mejor repartidos) por cosas de la vida. No estarán los arpegios de mar de la Estrella de Morón ni los coloridos trapitos de Arminda porque ambas tienen misiones familiares que las mantienen lejos. No llegarán las postales de Ada o las banderitas de la Toyo porque su último viaje, tristemente, fue solo de partida. No tendremos las frases de Nancy o los poemas de Julia, porque el trayecto a tumbos es difícil para sus nobles huesos…

Podría enumerar otras muchas ausencias, involuntarias casi todas, pero la Tecla del Duende, heredera del optimismo filosófico de su predecesora, cuenta siempre en positivo y ebulle de confabulaciones esperanzadoras.

Cómo explicar, si no, que Cary ha logrado lo imposible (una vez más), y en su pequeño ómnibus de matusalénico entusiasmo vino cargando sueños de provincia en provincia, gracias al amor sembrado por esa tertulia en los puestos más altos de la tierra de Fidel y Raúl.

Cómo le cuento a quien no cree en la magia que del pequeño río de la Tecla (casi un divertimento, si se le mira desde el vetusto periodismo de hechos y análisis) nacieron oleadas de amores, hermanos, madres, padres y hasta hijos, de sangre y de afecto, como preludio de la diversidad de familias que años después reflejarían nuestras leyes. 

Y el Cañón, ¿irá o no irá? ¿En qué pliegue de su fabulosa memoria se extravió Iván, el devoto lector holguinero, para dejar solo al andarín de Cuba, el que eligió dormir bajo el amparo sideral y comer de quienes le brindaron generosidad a cambio de sus ocurrencias?

Sus parientes, de sangre y de tinta, lo buscamos hace semanas por todo el país, ¡pero son tantos los lugares de ensueño a los que pudo llevarlo su extravío! Ojalá sea Guaracabulla el destino de sus devaneos este domingo, para acogerlo con el placer mezclado de compasiva picardía que siempre despertaban sus «estrenos» artísticos.  

Ya sé que faltan nombres, resultados… La historia de esta cofradía lleva muchos teclazos, más allá de la columna o una crónica casual. La Bala tunera guarda mucho de eso, recopilado con celo junto a su fabulosa lista de cumpleaños, pero todos tenemos alguito que compartir…

¿Y si nos atrevemos, de camino al próximo aniversario, a enviarle al Duende de Chocolate nuestras fotos, anécdotas, copias de autógrafos, muestras de recuerdos, ¡lo que sea! y en JR lo agrupamos para traerlas a la próxima cita estival? El Guille, como siempre, alguna lluvia mandará ese día…

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