Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Desde las familias, el futuro sostenible

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

¡Cuán gratificante nos resulta ver a niños y niñas como protagonistas de acciones tan bellas como cuidar una planta o alimentar a un animal! Si vemos a alguno diciéndole a otro que no le lance piedras a un pájaro, o que no cace lagartijas o que no pisotee unas flores, entendemos de inmediato que, además de poseer una loable sensibilidad, ese niño o niña ha sido criado en un entorno familiar regido por modelos conductuales ejemplares para una convivencia social de bienestar.

Es que, precisamente en las familias, como núcleo esencial de cada sociedad y como punto de partida esencial para la formación de todo ser humano, es donde se tejen los valores y sentimientos que guiarán el andar cotidiano por este mundo. No hay mejor escuela que la que tenemos en casa, desde la cuna. Y también, viéndolo desde la perspectiva opuesta, es también el espacio en el que se deforman las bondades.

El 15 de mayo, como ocurre a nivel mundial desde 1993, por iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas, se celebró el Día Internacional de la Familia, como una jornada en la que, sobre todo, se destaca el rol de la educación familiar en cada persona y en la que, además, se evidencia que, pese (y gracias) a cualquier transformación que esta tenga, sigue siendo la célula fundamental del organismo vivo que somos y construimos.

En 2022 se propuso, desde el entorno familiar, impulsar acciones urgentes contra el cambio climático, divulgar información sobre el tema, incidir en la sensibilización de cada individuo y reducir los efectos.

¿Cuál sería la mejor manera para que un adulto propicie el reciclaje, evite la contaminación ambiental, favorezca las economías locales, ahorre el agua y otros recursos naturales…? Solo si de niño pudo aprenderlo, y  vivirlo a través de sus familiares más cercanos, podría incorporarlo de manera natural a su dinámica diaria.

En el año que cursamos el foco volvió sobre el mismo tema, de ahí su importancia. Sin embargo, se propone (acertadamente) que, además, se tomen en cuenta las conductas que favorecen las grandes brechas generacionales entre padres e hijos bajo el mismo techo. La tecnología puede ser un enemigo casi invencible, según el uso que de ella hagamos.

Como parte de las prioridades de esta jornada, se enfatiza en las migraciones (de las que todos podemos ser víctimas, desde el ámbito emocional) y en el acelerado proceso de urbanización, sin tener en cuenta normas elementales de respeto al medio ambiente.

En definitiva, vivir en una sociedad cada vez más sana y sostenible para todos, conlleva desde el hogar, la responsabilidad primera. Somos, en gran medida, lo que nuestros padres hicieron, dijeron, enseñaron y propusieron cuando éramos pequeños. Nuestra descendencia será, en buena parte, lo que podamos mostrarle que puede ser o hacer. Hoy es un buen día para pensar en ello.

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