Un simple dato resulta capaz de revelar con precisión la magnitud del prestigio de una institución, más allá de la geografía nacional, como el villaclareño Cardiocentro, promovido por Fidel, como tantísimas realizaciones destinadas a la buenaventura.
El que les voy a exponer de inmediato, sin necesidad de utilizar ni una palabra más, debe causarles un trance amargo, si es que les queda alguna decencia a los que tildan de ineficaz a nuestra medicina con el vano fin de demeritar nuestra solidaria asistencia internacional para salvar o preservar vidas.
Porque la participación prevista, a finales de este año, de 25 países, ¡ese es el dato!, en Cardiovilla 2019, expresa por sí sola el prestigio de ese centro que tanto alaban sus pacientes.
Un breve repaso del historial del Cardiocentro fija que, para beneficio numeroso, empezó en julio de 1986 y a partir de esa fecha fue ampliando sus prestaciones, que exhiben, desde hace años, la categoría de excelencia en los servicios de la salud.
Obviamente, el Cardiocentro ha plasmado muchos datos que reflejan su paradigmática faena, desde su apertura hasta inicios de este año, en que sobrepasó las 10 000 operaciones, con una supervivencia quirúrgica por encima del 95 por ciento, entre las más altas del país y comparable con las mejores internacionalmente.
Bastan solo esos dos guarismos, que encierran cirugías de mayor y menor complejidad, incluidas las de corazón abierto, para ilustrar la maestría del centro, esparcida como la yerba buena.
De hecho, los datos significan vidas salvadas, como resultado de la esmerada atención a pacientes de la región central, y a veces de un poquito más allá, que vienen en busca de concretar un anhelo.
El Cardiocentro tampoco resulta, por suerte, una excepción; es una consecuencia tangible de la estrategia impulsada desde los mismísimos inicios de la Revolución, basada en el desarrollo científico-técnico que implicó la calificación profesional, la construcción de instalaciones y el equipamiento con la tecnología más avanzada.
La notoriedad del país en disimiles ramas del saber se muestra fácilmente en las convocatorias a un congreso u otro evento al que asisten especialistas de numerosísimos países, incluidas renombradas personalidades.
Ahora todos acudirán a Cardiovilla conscientes de que van a realizar un intercambio científico recíprocamente provechoso sobre la cirugía cardiovascular, vascular y de grandes arterias, cardiología intervencionista, malformaciones congénitas, cardiopatía isquémica, medicina regenerativa y terapia celular, por citar determinadas temáticas.
El aporte de ese nivel profesional de primer rango en el intercambio de experiencias, de la aplicación de técnicas y de tratamientos… se revierte en beneficios para los pacientes.
Entonces, bienvenido el evento cumbre del Cardiocentro que se ha ganado un lugar distinguido en la salud y, en especial, en el corazón de las tantísimas personas a las que les ha prolongado la existencia.
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