El país de los infiernos, donde todo es represión, vive un domingo de paz, que pocos medios señalan. Cuba, el infierno por designio y la isla del amor por vocación, está hoy de elecciones. Hoy los cubanos eligen sus delegados de circunscripción, los equivalentes a concejales en otras partes del mundo.
Ellos, los hombres y mujeres que por mandato de la Constitución cubana deben lidiar con tantos entuertos y dificultades, sin un salario y ningún privilegio material a cambio.
Ninguno de esos humanos que hoy se someten a escrutinio en esta isla satanizada son ricos y es posible que un examen de sus finanzas horrorice a un senador norteamericano por el estado de Oklahoma o a un diputado por el Parlamento Europeo.
Silvio Berlusconi, el Padrino de la política italiana, clama por la libertad de expresión y es dueño del más grande conglomerado de medios de comunicación de Europa y el mundo. Hace poco un paparazzi lo fotografió a él y sus amigos en fiestas íntimas con jóvenes que podían ser sus nietas, en casas del gobierno y con protección de los servicios secretos italianos.
Las imágenes podían ilustrar sin tapujo alguno y a todo color las páginas centrales de la revista Playboy, donde aparecen las modelos en ropas poco menos que íntimas. Europa rugió estremecida entre el escándalo y el puritanismo, y sin embargo los medios devolvieron el resultado final: la imagen de hombre sonriente que impone su verdad por encima de otras en un imaginario donde cada día son menos los que van a votar.
¿Qué pasará con ese político que no pude poner su imagen en los medios de Berlusconi? ¿Tendría derecho real a ser elegido sin las zancadillas de una maquinaria electoral diseñada más bien para multiplicar el derecho del capital y no el de los hombres?
Por estos días la imagen de Cuba mostrada por los grandes conglomerados de la información se asemeja a las de un gulag. Ciertas damas, que se dicen de blanco, lanzan ataques contra la isla y las elecciones que hoy se realizan.
Son unas entre las tantas piedras que lleva un río de insulto en las últimas semanas. A juzgar por lo que dicen, la represión es el orden del día en la cotidianeidad de los cubanos.
Y sin embargo en Ciego de Ávila, la ciudad donde vivo, ¿qué verdad hay entre lo que dice la pantalla de Internet y la realidad de este domingo con temperaturas del verano? ¿dónde están los tanques en las calles, los policías con perros amenazantes y los fusiles con bayonetas al lado de las urnas? ¿qué cacique político se robará las urnas y por triquiñuelas de tunantes cambiará la decisión de los votos para luego arreglar las leyes del Parlamento? ¿dónde está el temor en esas personas que caminan por el barrio sin apuros para detenerse bajo la sombra de los árboles del parque y los portales? ¿O será que por este lado del mundo se sigue apostando por los principios y no por el dinero?
La regla se vuelve a cumplir con una ley de Talión: con el caso de Cuba la realidad de los grandes medios nunca puede encontrar las verdades de la vida.