Sin su acostumbrado glamour, el Latinoamericano recibió ayer el duelo Industriales-Pinar del Río, un clásico del béisbol cubano. Ambos equipos luchan por clasificar para la postemporada, pero hace falta mucho más para llenar los estadios.
De todas formas, el público respondió y el coloso del Cerro estuvo más animado. Lástima que en las gradas solo se escuchen malas palabras y algunos muchachos se entretengan en hacer ruido para llamar la atención.
Aunque tales actitudes son repudiables, la solución para alejar a los indisciplinados no es subir el precio de las entradas. Eso sería «botar el sofá».
En cambio, podemos subirle la parada al espectáculo. Todo no se resuelve con ofertas gastronómicas, música grabada y una tienda de recuerdos. He visto pantallas gigantes para proyectar materiales audiovisuales en otros espacios culturales, pero nunca en un terreno de pelota. ¿Acaso sería un pecado intentarlo de vez en cuando?
¿No puede aprovecharse el audio también para promover concursos de participación entre los aficionados? ¿Qué me dicen de montar exposiciones fotográficas sobre béisbol en algún rincón del estadio? ¿Y si ponemos al público en contacto directo con peloteros retirados y periodistas?
En fin, debemos pensar el deporte con un sentido cultural, no solo «de dientes para afuera». Los peloteros hacen lo suyo, entregarse en el terreno, pero el espectáculo necesita más condimento.