«Desde que tomó la discutida decisión de retirar las tropas españolas de Iraq, prosigue el periódico, el presidente del gobierno ha pretendido hacerse una fotografía en actitud amistosa con el presidente norteamericano George Bush, con la evidente intención de desmentir las críticas sobre el punto más débil de nuestra política exterior».
El incidente de la «soledad» se suma a la ausencia de un contacto entre Bush y Zapatero. El encuentro se lo había anunciado el estadounidense cuando lo llamó para felicitarlo por el resultado de las elecciones españolas, pero ahora, al saludarlo protocolarmente, solo articuló un «Hola, hola, felicidades», con el que los diarios ABC y El Mundo están sacando tiras del pellejo, y el jefe del opositor Partido Popular, Mariano Rajoy, asegura que «al líder no le interesa el mundo internacional y al mundo internacional no le interesa este líder. Es la soledad más absoluta».
Tales comidillas de si se está o no en el sitio correcto para la foto, adornan los titulares como si fuera lo fundamental. Y Zapatero, participante en la reunión de un pacto militarista, estaba allí para ser pasto de ellas. No fue el único que retiró sus tropas de Iraq, incluso otros como Francia, Alemania y Bélgica jamás las mandaron. Además, Madrid mantiene efectivos en Afganistán, donde una victoria de la OTAN está tan cercana como el nacimiento de mi próximo tataranieto. Pero para EE.UU., España no es del club de los grandes ni cuando Aznar, por mucho que este se lo creyera, y Bush se la ha querido cobrar.
Ahora bien, ¿qué es, citando a Rajoy, estar en sintonía con el «mundo internacional»? ¿Acaso tener la oportunidad de bromear un rato con un aburrido individuo que recibió un país con superávit fiscal y lo dejará en bancarrota? ¿Con un señor que se ha metido en dos guerras de las que su pobre ingenio no le avisa cómo salir airoso? ¿Será acaso acaparar unos minutos de «gloria» junto al «súperpresidente» al que sus propios aliados le negaron la posibilidad de hacer miembros de la OTAN a tres de los cinco países candidatos (Ucrania, Georgia y Macedonia)?
Ahora fijémonos en la foto de la derecha: «No a Bush. No a la OTAN. No seremos esclavos nunca», es la pancarta que recibe a Mr. President en Zagreb, la capital de Croacia. También en Kiev, Ucrania, tuvo una acogida semejante. ¿No llama esto la atención de la prensa derechista española? ¿Algún otro de los «otanistas» recibió tan «cálida bienvenida» en Bucarest?
Además, este viernes, un sondeo del influyente rotativo The New York Times mostró que el 81 por ciento de los estadounidenses cree que «las cosas van por la dirección equivocada»; el 78 por ciento estima que el país está peor ahora que hace cinco años, y solo el 28 por ciento dice confiar en el presidente. ¿Es acaso con este sujeto con el que hay que estar «en buenas» a estas horas?
¡Mejor se cotizará una foto con el mandatario ruso Vladimir Putin!, que sin ser parte de la OTAN, logró que se dejara fuera a Georgia y Ucrania, pese a las presiones de EE.UU.
La soledad, como se ve, no solo acecha en Bucarest. También en Washington...