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La otra guerra de Israel

Mientras los bombardeos indiscriminados convierten a Gaza en tierra arrasada; cementerio de miles de mujeres y niños inocentes, Israel libra otra guerra de exterminio en Cisjordania, al amparo de la ocupación militar y con el auxilio de ambiciosos colonos sionistas

Autor:

Leonel Nodal

Cuando Israel declaró la guerra a Hamás en Gaza, en vengativa respuesta al sorpresivo ataque de la Resistencia Palestina a unidades militares y colonias judías en lo profundo de su territorio, la Cisjordania ocupada desde 1967 vivía momentos de alta tensión. 

Un informe basado en cifras compiladas por Naciones Unidas indicó que en lo que va de 2023 ya han muerto más de 460 palestinos en Cisjordania, incluidos más de un centenar de menores, en enfrentamientos armados con tropas israelíes y colonos sionistas.

La situación empeoró desde el 7 de octubre. Hasta mediados de esta semana se contaban 260 muertos por disparos de militares y colonos armados, así como más de 3 200 heridos.

En tanto, más de 3 540 palestinos han sido arrestados en esta región de 5 600 km2 y donde viven casi tres millones de personas. 

Cisjordania, también llamada la ribera occidental del río Jordán, es el mayor de los territorios ocupados por el ejército israelí desde la guerra árabe-israelí de junio de 1967.  Limita con Israel por el norte, oeste y sur, y con Jordania al este. 

Desde entonces, en virtud de la resolución 242 del Consejo de Seguridad adoptada en ese propio año, que determinó la obligación del Estado sionista de retirarse a sus posiciones anteriores a la guerra, ese territorio junto con Gaza formaría parte de un Estado palestino independiente, con su capital en Jerusalén Oriental.

Sin embargo, ni Israel ni Estados Unidos han mostrado interés real en aplicar la llamada solución de «los dos Estados» aprobada como la única salida para un acuerdo de paz justo y duradero, que permita al pueblo palestino el ejercicio de su soberanía y autodeterminación.

Por el contrario, la ocupación militar ha sido el instrumento que facilita y garantiza la creación y proliferación de los asentamientos de colonos judíos procedentes de cualquier país del mundo, que son ilegales según el derecho internacional.

Año tras año aumenta el número de asentamientos y de colonos, mediante la desposesión compulsiva y violenta. Los conjuntos habitacionales financiados con ayuda estatal son poblados fortificados, cercados, amurallados, protegidos por puestos de control militar, de modo que aíslan a los pobladores palestinos, que a menudo pierden sus tierras de cultivo, dificultan su tránsito, los hostigan y van dejando cada vez menos espacio para un hipotético Estado palestino independiente.

Al margen de las acciones militares, desde que comenzó la operación punitiva en Gaza, con la que de modo claro el Gobierno sionista pretende vaciar el territorio mediante la expulsión forzosa, en Cisjordania se están produciendo constantes confrontaciones violentas entre civiles israelíes y palestinos.

A diario se registran nuevos casos de agresiones a los residentes, como la sufrida por Bilal Saleh, un agricultor palestino de 40 años, que murió de un disparo en el pecho este fin de semana en la ciudad de Nablus, al norte de Jerusalén y Ramala.

Según reportes de prensa independiente, un grupo de colonos israelíes lo atacaron cuando se encontraba con su familia en el campo de olivos en el que trabajaba y le dispararon antes de que pudiera huir.

Los colonos, por su parte, alegaron que el autor de los disparos actuó en defensa propia cuando fue asaltado por un grupo de agricultores palestinos, entre ellos Saleh, que le lanzaron piedras.

Otro ejemplo reciente lo denunció el pasado miércoles la organización israelí pro derechos humanos Yesh Din, que confirmó la entrada de decenas de colonos sionistas procedentes del asentamiento Yitzhar, quienes invadieron las tierras de Burin, en Nablus, asaltaron a los agricultores, prendieron fuego a vehículos y destrozaron y robaron equipos y productos.

Limpieza Étnica

Se trata de una vieja práctica terrorista desde antes de 1948, en el proceso previo de limpieza étnica que expulsó a más de 700 000 palestinos de sus casas y terrenos en la víspera de la proclamación del Estado de Israel.

La ONG alegó que «continúa la política israelí que permite e incluso apoya actos de venganza de los colonos contra palestinos inocentes en Cisjordania».

Este asunto ha comenzado a ser otro motivo de preocupación dentro de la grave situación humanitaria desatada por la actual guerra.

Palestinos vendados, amarrados y desnudos fueron torturados durante horas por colonos y soldados israelíes en la aldea Wadi al Siq, el 12 de octubre de 2023. Foto: +972 Magazine

En su afán de salvar la cara, ante la intolerable proliferación de los abusos y violaciones de los derechos humanos más elementales, el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, pidió al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que «la defensa de Israel de sus ciudadanos se ajuste al derecho internacional humanitario».

Biden aseguró la semana pasada que los ataques de «colonos extremistas» solo contribuían a «verter gasolina» sobre las llamas del conflicto.

Un comunicado de la Sociedad de Prisioneros Palestinos, citado por la cadena árabe Al Jazeera señaló que al menos 60 personas, incluidos exprisioneros, fueron detenidos en redadas de las fuerzas israelíes en Cisjordania ocupada, durante la noche del domingo 3 de diciembre.

Un hecho significativo del estado de la opinión pública en Estados Unidos, contrario a la postura de complicidad incondicional del Gobierno de Biden, lo reveló una encuesta de la agencia Gallup en la cual la mayoría de jóvenes y mujeres de EE.UU. se oponen a ofensiva de Israel contra Gaza.

La encuestadora estadounidense informó que el 52 por ciento de las mujeres y el 67 por ciento de los adultos jóvenes entre 18 y 34 años, en una muestra de 10 123 encuestados,
desaprueban los ataques, que ya han dejado más de 17 200 muertos, el 70 por ciento de ellos niños y mujeres. 

El descrédito de la conducta del Gobierno israelí y de sus partidarios en los territorios palestinos ocupados también afloró en la posición de Francia de condena a los ataques de colonos israelíes contra palestinos en Cisjordania.

En un comunicado de su ministerio de Asuntos Exteriores, «Francia pide a Israel que tome sin demora las medidas necesarias para poner fin a estos ataques
inaceptables y proteger a la población civil, de acuerdo con sus responsabilidades como potencia ocupante en Cisjordania».

En similar sentido se pronunció la Comisión Europea al considerar «intolerable» la destrucción de una escuela que fue construida con fondos europeos en la localidad de Zamuta, en Cisjordania, ubicada al sur de Hebrón, y que fue demolida por colonos israelíes.

La catástrofe humanitaria provocada en Gaza por los bombardeos indiscriminados de Israel tiene un espejo igualmente deplorable en la ribera
occidental del Jordán, que revela su fracaso moral y una derrota política que su desacreditada superioridad militar tampoco podrá evitar.

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