El fiscal o consejero especial de los Estados Unidos, Robert Mueller, encargado de investigar posibles vínculos entre la campaña del presidente Donald Trump y Rusia, abrió una investigación para esclarecer si el inquilino de la Casa Blanca cometió obstrucción a la Justicia, informa el periódico The Washington Post, que cita fuentes oficiales, una información que reproducen numerosos medios este jueves.
La decisión de Mueller, exdirector del FBI, de investigar la conducta de Trump, marca un antes y un después en la investigación desarrollada este año por el FBI sobre una supuesta injerencia de Moscú en las elecciones presidenciales de EE.UU. del pasado noviembre y en la posible coordinación entre el equipo de Trump y el Kremlin.
Investigadores del caso también han buscado evidencias sobre posibles crímenes financieros entre los asociados de Trump, según funcionarios citados por el periódico norteamericano.
Aunque el mandatario estadounidense recibió garantías privadas del exdirector del FBI, James Comey, de que él no estaba bajo investigación, las fuentes del diario indican que esto cambió poco después del despido de Comey.
Altos cargos de la Inteligencia norteamericana son entrevistador por el fiscal especial de EE.UU. en el marco de una investigación en curso que ahora incluye una posible obstrucción a la Justicia por parte de Trump.
Según el diario norteamericano, Daniel Coats, actual director de la Inteligencia Nacional de EE.UU., el almirante Mike Rogers, director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y Richard Ledgett, director adjunto de la NSA, aceptaron ser entrevistados esta semana por investigadores de Mueller. Las pesquisas se llevan a cabo en secreto y no está claro cuántas personas más han sido interrogadas por el FBI.
Investigar al presidente norteamericano por posibles crímenes es un proceso complicado, incluso si se encuentra evidencia convincente. Por su parte, el Departamento de Justicia ha reiterado largamente que no sería apropiado imputar a un presidente en el cargo. Sin embargo, los expertos opinan que el Congreso de EE.UU. revisará cualquier evidencia de delito y luego decidirá si iniciar un proceso de destitución.
Hasta ahora ningún presidente de EE.UU. ha dejado su cargo a causa de un juicio político, si bien tres mandatarios se han visto sometidos a ellos, siendo el último de ellos Bill Clinton.
En días recientes, las declaraciones de James Comey, exdirector de FBI, acerca de las palabras del presidente sobre su gestión frente a la entidad hann despertado un revuelo de opinión que señala al presidente como un posible obstructor de la ley. Algo que deberá ser comprobado.