El Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Independencia, de Yaracuy, resultó ser el más destacado de la colaboración médica cubana en esa región centro-norteña de Venezuela. Autor: José M. Correa Publicado: 21/09/2017 | 05:23 pm
SAN FELIPE, Yaracuy, Venezuela.—Es uno de los estados más pequeños de Venezuela. Apenas ocupa el 0,77 por ciento del territorio nacional, y su población está sobre los 600 000 habitantes. En Yaracuy trabajan 1 123 colaboradores cubanos; en las emblemáticas misiones sociales de la Revolución Bolivariana.
Los primeros en llegar fueron los médicos. En 2003, cuando el presidente Hugo Chávez inauguró la misión Barrio Adentro.
El hoy gobernador del Estado, Julio León —en aquella época uno de los oficiales revolucionarios desplegados aquí—, recuerda aquellos difíciles días pioneros, cuando la derecha local hizo todo lo posible por impedirlo, satanizando a Chávez, a Cuba y a sus prestigiosos trabajadores de la salud.
Pepe celebró también el 26 de Julio. Vive en las cercanías del hotel Nacional, en San Felipe, la capital estadual. Es un edificio de cuatro plantas donde se aloja un grupo de cooperantes antillanos. Andaba con una puchita que desgajó a un arreglo floral, y algunos traguitos de más.
Apostado a orillas de la puerta del hotel mientras cubanos entraban y salían constantemente preparando la celebración en Yaracuy del acto central en Venezuela por el Día de la Rebeldía Nacional, no paraba de arengar: «¿Quién dijo que Chávez no gana las elecciones? ¿Quién dijo...? Viva Chávez, viva Cuba».
Quizá los traguitos le exageraron la nota. Cuando el equipo de prensa isleño salía, entre besos a la joven periodista de la televisión, se levantó el bajo del pantalón y enseñó viejas cicatrices en una pierna que antes no «me valía para nada».
Pepe ya camina. El tratamiento ha sido largo. Aún una úlcera da testimonio de su vieja invalidez. «No se preocupen, mañana tengo consulta... claro, con los médicos cubanos... Volví a caminar gracias a Chávez y a Fidel.
«Viva Cuba, Viva Chávez. ¿Quién dijo que no ganará? Las de octubre son nuestras. Viva Cuba... Viva Chávez», seguía arengando el borrachito del Nacional mientras nos alejábamos rumbo a Caracas.
Vista hace fe
Yaracuy fue el nombre de un legendario cacique de una de las tribus asentadas a las orillas de los ríos de la región. Aunque la mayor parte del estado pertenece a la Cordillera Central, sus principales centros poblacionales están situados en depresiones y valles.
Ubicado en la zona centro-norte de Venezuela, es una región eminentemente agrícola. Es el primer productor de cítricos del país, también cosecha altos tonelajes de boniato, ají, aguacate, maní, palma aceitera y caña de azúcar. Es, además, una población relativamente envejecida.
El trabajo agrícola y el envejecimiento son las causas de que las dos principales patologías oftalmológicas que afectan a los yaracuyanos sea el pterigium y las cataratas, señala la joven doctora Yeisa Bermúdez Romero, quien dirige desde 2009 –año de su inauguración —el centro oftalmológico Dr. Ernesto Che Guevara, en la barriada de Cocorote.
Desde la fundación por iniciativa de Fidel y Chávez de la Operación Milagro, el 8 de julio de 2004, a la fecha, casi 24 000 habitantes de Yaracuy han recuperado o mejorado su visión.
En el Che Guevara trabajan tres médicas oftalmólogas, cuatro enfermeras, una especialista en optometría y un electromédico. Semanalmente en el Che Guevara operan a casi 70 personas.
Son apoyados en las bases por otros 11 médicos de la especialidad y decenas de venezolanos integrados a los Comités por la Luz de la Esperanza, pacientes beneficiados por la Operación Milagro y sus familiares.
Salomón Peroso vive en San Felipe. El 25 de julio le iban a operar el ojo derecho por un pterigium; el izquierdo ya se lo habían intervenido años atrás, en el centro oftalmológico de Mariara, estado de Carabobo, también con galenos cubanos. Pero esta vez la presión arterial lo desbordó. En los próximos días deberá regresar al quirófano.
«Los médicos cubanos son excelentes. Parece que hoy me acobardé, pero vuelvo, seguro. Una operación de este tipo, en un centro privado, me costaría entre 2 000 y 5000 bolívares fuertes. No tengo ese dinero, pero después que me puse en manos de los cubanos, aunque me ganara la lotería, siempre iría donde ellos estén. Son lo mejor que tenemos por aquí».
Días de independencia
Durante la celebración en Yaracuy del acto nacional por el 26 de Julio, el Área de Salud Integral Comunitaria (ASIC) Indepedencia, ubicada en uno de los suburbios de San Felipe, fue reconocida como la mejor de su tipo en el Estado, y, por consiguiente, del país, habida cuenta que la misión cubana en esta región fue agasajada como tal.
La ASIC Independencia es en su conjunto —con su Centro de Diagnóstico Integral (CDI), su Sala de Rehabilitación Integral (SRI), sus consultorios médicos populares e instalaciones asistenciales— un Colectivo Moral, la más alta distinción que otorga la Salud Pública tanto en la Isla como a la cooperación en el exterior.
Desde inicios de año, los 64 colaboradores que la integran están dirigidos por la doctora camagüeyana Dania Liz Sivilla Sarduy, quien cumple con esta su cuarta misión internacionalista. De 1999 a la fecha ha trabajado en Guatemala, Venezuela, Bolivia y ahora de nuevo en Venezuela.
Comenta que aunque en la zona hay clínicas privadas, la mayoría de la población se atiende de una forma u otra en las instalaciones con colaboración isleña, que, según las encuestas, gozan de gran prestigio y aceptación entre la ciudadanía.
El santiaguero Adrián Padrón Villant es médico intensivista. Con 31 años de edad, lleva en Yaracuy 16 meses. Esta es su primera misión internacionalista.
«La medicina siempre es la misma. Pero aquí no es como en Cuba, allá las cosas están dadas, el criterio médico no se discute, la gente acepta con confianza y seguridad cada palabra. Aquí hay que ganarse a la gente poco a poco.
«Debemos luchar hasta con opiniones preestablecidas como que el mejor doctor o clínica es la que más complementarios manda, la que más medicinas caras receta. Es un prejuicio establecido en la psicología popular tanto por las clínicas privadas como por las grandes farmacéuticas, a través del bombardeo constante de publicidad por los medios de comunicación y las vallas.
«No obstante, a pesar de la manipulación publicitaria e incluso de las campañas de descrédito contra la medicina cubana y los programas sociales de la Revolución Bolivariana, hemos logrado ganarnos la confianza y el cariño de las mayorías.
«Yo soy joven, apenas llegué hace un año y unos meses. Esto es un resultado de los miles de trabajadores de la salud cubana que han colaborado con la Revolución Bolivariana en alguna etapa de los últimos 13 años. Ellos sembraron la semilla, nosotros recogemos la cosecha, aunque sigue siendo difícil. Es duro, pero el sacrificio merece la pena.
«En Independencia, que es un municipio de Yaracuy, por ejemplo, viven unas 64 000 personas. Y hay casi un trabajador de la salud cubana por cada mil habitantes. Yo pertenezco a un área secundaria de salud, pero uno siente satisfacción cuando, por ejemplo, nuestros médicos de los consultorios, es decir, en la atención primaria, han logrado prevenir, dispenzarizar y asistir a los pacientes, mejorándoles la calidad de vida.
«El respeto que nos dispensan la mayoría de los yaracuyanos y los venezolanos en todo el país, son la mejor muestra de que el esfuerzo no ha sido en vano. Y eso claro que merece un 26».