SANTO DOMINGO, noviembre 20.— Las autoridades dominicanas comprobaron que narcotraficantes de Suramérica ofrecieron a sus socios de este país caribeño otra vía hasta ahora invisible para la lucha antinarcóticos, mediante submarinos.
El vocero de la Policía Nacional, Arturo Báez, declaró ante el tribunal que juzga por delito de sicariato a Enrique Rojas Matos y Gian Enrique Matos, que además de trabajar para el narco David Figueroa Agosto, negociaban con traficantes suramericanos.
Rojas Matos, apodado el Chico Raro, condicionaba el envío por sumergibles de embarques de al menos 500 kilogramos, reveló el portavoz. El juicio al acusado de sicario proseguirá el venidero día 23.
En el mundo del narcotráfico se comenta que Dominicana está identificada como territorio exclusivo del cártel mexicano de Sinaloa, mientras la ruta de alimentación de la droga en el Gran Caribe la maneja el cártel colombiano del Norte del Valle, primero en utilizar submarinos para trasladar la droga hacia México por el océano Pacífico.
El cártel del Norte del Valle desplazó al otrora todopoderoso de Cali, y junto a sus colegas mexicanos es ahora suministrador principal de cocaína que los traficantes de México introducen en Estados Unidos.
Al trasladar su ruta de transportación hacia el Caribe, las autoridades antinarcóticos de Dominicana detectaron por primera vez dos de estos narcosubmarinos en aguas caribeñas.
Se estima que tales artefactos valen entre dos y 2,5 millones de dólares, con una capacidad de carga de hasta cinco toneladas.
Esas naves fueron interceptadas en las costas de Honduras.
El comercio ilícito en este país centroamericano es controlado fundamentalmente por los cárteles del Golfo y Los Zetas, este último derivado de una banda de sicarios que se ha independizado y empezado a operar como cártel.
Por el incremento de la violencia y la persecución del narcotráfico en México y Centroamérica en el último año, se prevé un aumento significativo del traslado a través de las islas del Caribe.
Autoridades denunciaron que integrantes de esos grupos de delincuentes comienzan a instalarse en el país, junto con sus modos de operar de violencia, corrupción e intimidación. Los cárteles de drogas se disputan 10 países latinoamericanos y 43 ciudades de Estados Unidos.