Foto: Juan Moreno Que el alcalde de una de las mayores y más modernas urbes del planeta prescinda de un auto y tome el transporte público para ir todos los días a su oficina, es cosa de asombro. Que lo haga, entre otros motivos, para deshacer los temores de los ciudadanos ante la posibilidad de un atentado terrorista contra un ómnibus, suscita admiración.
El personaje es real, y estuvo en La Habana. Se trata de Ken Livingstone, el alcalde de Londres, al que sus enemigos suelen apodar «Ken el Rojo», porque sus ideas no comulgan con lo que el stablishment define como «políticamente correcto».
Lo del sobrenombre «no es ciertamente una alabanza. Por supuesto, los ataques vienen desde la derecha; pero siempre he sido fuertemente criticado y ya me acostumbré a eso».
Conversamos en el vestíbulo del Hotel Nacional, ya a sus pies el equipaje y listo para partir hacia el aeropuerto. Aun así, signado por esa misma calma que ha debido ejercitar en el terreno político, asiente amablemente al diálogo.
—No es su primera vez en Cuba...
—Ya estuve aquí en 1995 y 1999. En estos momentos se ve una recuperación muy clara de la economía, y de manera particular estoy muy impresionado con las instalaciones médicas. Comparados con los de países de Europa, realmente son muy altos los niveles de salud y educación en Cuba.
«Tengo un gran placer en expresar mi deseo de que la Revolución arribe a sus 50 años. Después que se desintegró la URSS, los imperialistas creyeron que Cuba caía. Les puedo decir que eso no va a suceder, pues ha sido el pueblo, la gente humilde, quien ha construido este proceso. Además, sus vínculos de amistad con otros países son la mejor muestra del apoyo que reciben».
—Año tras año, la comunidad internacional rechaza el bloqueo estadounidense contra nuestro país, pero la Casa Blanca insiste en ignorar esa realidad. ¿Qué opina de tal empecinamiento?
—El distanciamiento político entre EE.UU. y Cuba es un gran desafío. Tengo la esperanza de que en algún momento surja en ese país un presidente con políticas más abiertas, aunque dudo de que sea así por ahora.
«Me gustaría ver que el gobierno de EE.UU. respete las votaciones y los veredictos de la ONU, pero, como se ha podido comprobar, por ejemplo, con el caso de las agresiones contra Palestina, no respetan nada».
—Sobre su desempeño al frente de la alcaldía londinense desde hace seis años, ¿qué nos puede decir?
—En este período hemos visto un mayor progreso social en la ciudad. Hemos efectuado mejorías, por ejemplo, en el transporte público. Uno de los problemas que persisten es la actividad delictiva. Ha habido algunos incidentes serios últimamente, pero hemos encargado de ello a la Policía, y estamos trabajando en esa área. En cuanto a los ciudadanos, si bien solían ver a la Policía como enemiga, ahora estiman su labor de vigilancia y se sienten más protegidos.
«Otra tarea es el trabajo medioambiental, que me toma mucho tiempo. El cambio climático y la preservación del medio ambiente han sido de nuestras grandes preocupaciones, y a ellas nos hemos dedicado.
«Precisamente por eso, he quedado muy impresionado con el programa de ahorro de energía que ustedes están implementando, así como todas sus acciones para desarrollar el sector energético.
«Asimismo, me ha impactado gratamente la labor del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, en su investigación sobre diversas enfermedades y la obtención de vacunas como la que combate la Hepatitis B, y otras. Cuando regrese a Londres, conversaré con firmas de biotecnología para que inicien contactos aquí».
—Hablando de su ciudad, ¿cómo es la vida de los londinenses tras los atentados terroristas del 7 de julio de 2005?
—Los londinenses son hoy más disciplinados y se preocupan más por los problemas sociales. Pienso que los ciudadanos están más atentos a cuestiones como la guerra en Iraq, la agresión contra la Palestina ocupada, cuyo gobierno ha sido tan hostigado por Israel; y se dan cuenta de las dificultades que existen en estos países y de que los norteamericanos deben cesar su guerra contra el Oriente Medio. Las personas se van dando cuenta.
—En otro punto, ¿cómo avizora la escena política británica dentro de un año, cuando Tony Blair ya no sea Primer Ministro?
—Pienso que Tony Blair se irá en un período de seis meses. El Partido Conservador y su líder, David Cameron, estarán más atentos a las próximas elecciones y ejerciendo presión. Estaremos inmersos en esta carrera política.
«Me siento optimista de que no surjan nuevas situaciones problemáticas en el futuro, ya que las personas han visto cómo va la guerra en Iraq. ¡Y espero que no vayamos a invadir a Irán por su programa nuclear!».
—¿Algo más, ahora que finaliza su visita a nuestro país?
—Expresar que deseamos fortalecer los vínculos culturales con Cuba, y organizar en Gran Bretaña un gran festival cuando se conmemore el 50 aniversario de la Revolución.
«Cuba es una inspiración para el resto del mundo, y hoy se ven los resultados positivos de sus relaciones con naciones como Venezuela y China. Cuando miro atrás, a los años sesenta, veo una Revolución más bien regional; pero ha pasado a ser universal, algo que las personas admiran, porque conocen lo que ha logrado a nivel mundial».