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Inesperadamente los Domadores de Cuba abandonaron el Humo Arena de Taskent, sede del recientemente concluido Campeonato Mundial de
Boxeo, con solo un título en el bolsillo, más tres medallas de plata y dos de bronce, una cosecha inferior a la conseguida en la anterior versión de la lid, donde se exhibieron tres coronas y dos terceros lugares.
Si bien el plantel antillano comenzó impetuoso su andar por el certamen, llegando incluso a hilvanar una cadena de 23 éxitos consecutivos (récord para estas citas) de los 39 triunfos que consiguieron en la justa, esto no les pudo asegurar superar la labor de la edición de Belgrado en 2021.
¿Se intentó? Pues claro que sí, yo diría que en cada presentación, como siempre hacen nuestros boxeadores en cualquiera que sea el escenario.
Lo intentaron los consagrados, amén de que a alguien pueda haberle parecido que no se esmeraron lo suficiente, ―pienso sobre todo en el arbitraje, que otra vez empañó el esfuerzo que sobre el ring hicieron hombres como Julio César y Roniel―; pero sobre todo lo intentaron los más jóvenes, a quienes no les pesó nunca su condición de debutantes en lides mundiales.
Cada salida de estos chicos al cuadrilátero fue un regalo. El obsequio de poder ver en acción a las nuevas generaciones y además luciendo todo su brillo. El presente de sabernos con el relevo asegurado y de que la escuela cubana de boxeo sigue convirtiendo en oro el talento que pule, más allá del material de las medallas que ahora pudieron conquistar en la urbe uzbeca.
En lo personal, me quedo con la valentía mostrada por estos muchachos que nos hacen ambicionar grandes cosas de cara al futuro y a los eventos multideportivos que se acercan, y aplaudo una vez más a un Yoennlis Hernández invicto de pies a cabeza.
Para guardar: las experiencias que se llevan los que pudieron hacerlo mejor; para analizar: el hecho de haber descendido del primer lugar por países en el medallero al cuarto puesto, superados por Uzbekistán (5-2-2), Kazajistán (4-1-0) y Rusia (2-0-4); y para criticar: lo de los dos jueces que, en calidad de observadores, a mi entender echaron por tierra resultados que podrían haber sido distintos.
Y a los Domadores y su colectivo técnico, el agradecimiento por no rendirse, que es también una forma de salir victoriosos.
