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Historia de la pelota en Cuba. Autor: LAZ Publicado: 07/12/2019 | 08:15 pm
A veces pienso que para asumir la dirección de un equipo de pelota en Cuba hay que estar loco, o tenerle tanto amor a este deporte para poder soportar después la ingratitud probable de algunos hombres cuando los resultados no son los deseados.
Pienso, por ejemplo, en Jorge Fuentes. Como mánager de la selección nacional eslabonó 118 victorias con 11 medallas de oro entre la Copa Intercontinental de 1987 y la de 1997, pero un día perdió un juego. Esa derrota le costó una presea dorada y, también, su puesto de director. Nadie le devolvió el lugar que probablemente estuviera ocupando aún.
La tendencia es la misma en las series nacionales. Hay mentores que se han quedado con más de medio proyecto en la mente, porque en una o dos temporadas no han satisfecho a los que deciden. A veces, y lo digo responsablemente, votan por el «te quedas o te vas» algunos que de pelota saben que es redonda y viene en caja cuadrada.
De 60 campeonatos nacionales —incluido el próximo— solo una vez todos los directores de un año repitieron al siguiente. Fue, nos dice el rey de los numeritos, Benigno Daquinta, en la edición 25. Antes y después siempre ha habido cambios, unos más sonados que otros.
En la próxima Serie no estarán Eduardo Paret (VCL), Eduardo Pavó (GTM), el talentosísimo Noelvis González (HOL) y el consagrado José Raúl Delgado (SSP), quien había llevado a Sancti Spíritus a un meritorio bronce en la campaña 58 y ahora cayó en la serie de comodines. ¿Lo hubieran liberado de haber ganado ese duelo con Matanzas? Otro juego que pesó. La vida en nueve innings.
De Roger Machado se hablaba de un probable descanso, tras una larga historia dentro de los terrenos en que transitó directamente de su puesto de regular detrás del plato al banquillo de mando del equipo. De las excepciones en que un jugador fue exitoso como director. Tres coronas en su mandato hablan por Roger.
Y Rey Vicente Anglada ha decidido no seguir con Industriales, pese a que los seguidores del equipo siguen pidiéndole que no los abandone, sin importarles si gana o no este año.
Debiera existir una cláusula que prohíba las improvisaciones. Quizá Paret hubiese podido ser un gran mentor y confirmar que su plata de la temporada 58 no fue casualidad, pero asumió ese cargo sin estar preparado. Le faltaron horas de estudio, de preparación; no es asunto de consejos, de cuatro notas o par de consultas telefónicas. Faltó ciencia, metodología. Y digo Paret, pero es la historia de muchos.
No en todas las provincias hay un candidato como el villaclareño Noel Guerra, un hombre que dirigió en categorías de formación, tiene un grueso currículo y llegó a ser campeón mundial dirigiendo un Cuba sub-15.
Además de un centro que forme cuadros para el béisbol —que no es lo mismo que un curso de una o dos semanas—, debieran existir regulaciones que minimicen las improvisaciones, en las que tengan peso (en blanco y negro) los diseños estratégicos: reconstrucción de equipo o resultados competitivos. Que medie un contrato y el aval de un grupo de expertos.
Los directores no se miden solo por las medallas. Ese championismo mata en la base y en la cima. Pienso en Carlos Martí, el decano de los mentores, que nunca hubiera sabido lo que es ganar una Serie Nacional si en alguno de los 17 años de su primera temporada (lleva 31 años de director de Granma en cuatro períodos diferentes) le hubieran aplicado la misma grúa que ahora nos deja sin Noelvis González, uno de los hombres que más sabe de béisbol moderno en Cuba.
