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Laina Pérez estuvo a un gran nivel en la ronda de eliminación directa. Autor: Sebastián Castañeda / Comité Organizador de Lima 2019 Publicado: 27/07/2019 | 10:42 pm
Lima.— Cuando te dicen que la vida siempre te dará una revancha, regularmente esa frase suena a charla de motivación de nivel prescolar, a línea gastada y en el mejor de lo casos, a perogrullada. Pero luego pasan cosas como la de ayer, y uno tiene que aceptar callado que las obviedades a veces funcionan.
En Toronto 2015, Laina Pérez estuvo muy cerca del podio en la pistola de aire a diez metros. Un disparo errado a la hora cero alejó definitivamente a la muchacha matancera del bronce, luego de una excelente competencia clasificatoria.
Cuatro años más tarde, en la base aérea Las Palmas, la pistolera se redimió con creces de aquel fallo en tierra canadiense. Todo comenzó en la ronda clasificatoria, en donde ambas cubanas dominaron: la habanera Sheyla González fue líder con puntaje de 100.7, y le siguieron Laina y la canadiense Yanka Vasileva, ambas con acumulado de 100.1 unidades.
Tras completar la primera fase, las ocho mejores tiradoras avanzaron hacia la etapa en la que los nervios suelen convertirse en el rival más difícil de vencer. Sin embargo, a las antillanas eso pareció darles más ánimo y menos temblores.
Poco a poco empezaron a caer las contendientes en la muerte súbita. La última de cada ronda iba haciendo las maletas y con el paso del tiempo ninguna era cubana. Solo quedaban tres «gatillos» en competencia cuando Sheyla tuvo un desliz que la privó de un mejor resultado.
«Cuando me di cuenta de que estaba en medallas, la presión me provocó un percance emocional y fallé en la penúltima ronda. Sin embargo, estoy muy contenta, porque vine aquí sin pronóstico de medallas y me voy con un bronce», expresó la capitalina, quien ya tenía en su currículum la experiencia de 2015.
Para definir el puesto de monarca panamericana, todo dependía del duelo final entre Laina y la ecuatoriana Andrea Pérez. En ese momento, el pulso de la nuestra siguió siendo tan firme como en todo el segmento de eliminación directa, y le permitió acertar al blanco de forma perfecta, para no dejar un solo punto a la suerte.
«La ejecución del elemento técnico, de la forma en que lo tenía previsto, fue lo que me dio la medalla de oro. También supe sobreponerme a la presión de la competencia y centrarme en hacer mi trabajo. Este es un triunfo que nadie esperaba y no hay manera de explicar la satisfacción que siento ahora mismo», explicó la nueva campeona de la pistola de aire a diez metros.
