José Carlos Rodríguez debutó este año con los Naranjas de Eduardo Paret. Autor: Juan Moreno Publicado: 15/09/2018 | 07:22 pm
Por mucho que uno quiera buscarle, las virtudes, la temporada cubana de pelota agoniza por estos días de una rara locura cuando debía estar en su momento más cuerdo. El segundo tramo del campeonato con seis equipos reforzados auguraba que la mayoría de las subseries terminaría con saldo de 2-1, pero en estas últimas jornadas se ha entronizado un «dale al que no te dio» con escoba en mano.
Los Leopardos de Villa Clara habían barrido a Ciego de Ávila e Industriales y acaban de perder sus tres juegos frente a los Cachorros de Holguín (ayer estuvieron al borde del nocaut, 10-1). Los Leones habían recibido seis palazos seguidos y buscaban anoche despachar por tercer día seguido a los líderes de Las Tunas. El equipo de la mejor racha en la segunda fase, Sancti Spíritus, que llegó a hilvanar nueve éxitos, suma seis fracasos con un solo triunfo intercalado y está a punto de ser barrido en su propia valla por los Tigres; este pareo es un «te devuelvo el golpe que me diste la vez anterior que nos vimos».
Por mi cuenta, van diez subseries de 28 terminadas por 3-0, sin contar los juegos de anoche, y podía ser esta la primera en que los tres topes concluyeran por la misma vía del escobazo.
Con la tabla partida en dos, solo eslabonando unas cuantas victorias seguidas, Industriales y Holguín pueden arañar la zona de clasificación cuando restan 15 juegos. En otras circunstancias, lo más normal del mundo sería decir que ambos estaban virtualmente eliminados y que seguían con vida gracias a Pitágoras.
Sin embargo, la tendencia de las últimas semanas deja abierto un boquete inmenso para cualquier desenlace si las escobas siguen siendo blandidas como bates.
Difícil de entender la lógica de la rivalidad de nuestra serie nacional de pelota, como mismo dejó desconcertado a más de uno la noticia de que los Halcones de SoftBank no le renovaran el contrato a Yurisbel Gracial para la próxima temporada de la Liga japonesa, después de que el matancero fuera una de sus principales piezas en la postemporada.
Al menos el muchacho se coronó campeón al otro lado del Pacífico, algo que aquí les ha resultado imposible a sus Cocodrilos.