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Los últimos acontecimientos inherentes al ámbito futbolístico internacional, ya comienzan a incidir con notoriedad en las diversas zonas geográficas. Y sin dudas, el área de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Fútbol (Concacaf) no constituye la excepción.
Un año y medio después, los daños del llamado FIFA Gate —casos de corrupción de sus principales federativos—, continúan sacudiendo a esta Confederación que rige los destinos de las gambetas y goles en el continente americano. Recientemente trascendió que la CFU (Unión Caribeña de Fútbol), a la cual pertenece Cuba directamente, pretende separarse de Concacaf y crear su propia federación.
Los motivos citados para tal encomienda, tienen que ver con el interés de CFU en reparar esos enormes daños financieros que sufrió en la era de máxima corrupción de FIFA (2015-2016).
Pero hay más. Recientemente, la FIFA anunció la decisión de debutar con 48 selecciones en la Copa del Mundo de 2026, dejando atrás las actuales 32. Y sin dudas, eso también ha propiciado que el área caribeña procure crear su propio organismo futbolístico. A ese dramático aumento de boletos para el Mundial, la CFU ya le hizo su «interpretación»: contando con su propia federación, tendría más posibilidades de que sus selecciones acudan al torneo.
Les recuerdo que, dado el poderío de los equipos de las áreas del Norte y de Centroamérica, solo cuatro países del Caribe han podido asistir a una Copa del Mundo de fútbol: Cuba (Francia 1938), Haití (República Federal Alemana 1974) y Jamaica (Francia 1998). El último en conseguir un cupo mundialista fue Trinidad y Tobago, en Alemania 2006.
Y tradicionalmente, Cuba ha signado triunfos contra esas tres selecciones. Entonces, si CFU se separa de Concacaf y la FIFA le tributa determinada cantidad de cupos mundialistas, ¿podríamos soñar con otra clasificación mundialista?
