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El feudo de la GM ucraniana Mariya Muzychuk (2563 de Elo) se ha desvanecido como una torre de naipes. Ya se tambaleaba, porque, para ser justos, tal debacle se veía venir desde las rondas iniciales de la versión femenina del Campeonato del Mundo de Ajedrez que se celebró en Lviv, Ucrania, y que tuvo en la GM china Yifan Hou (2667) a su monarca redentora.
Carente de los grandes sobresaltos y la crispación que se exigen para eventos magnos de cualquier deporte, esta lid vaciló de cabo a rabo a una Hou despiadada sobre el tablero. Casi impecable, deficitaria de errores cruciales y sobre todo, invicta, marcó su terreno desde la segunda partida, al estrenar la casilla de las victorias, éxito que repitiría en el sexto juego y la tercera sonrisa en la novena ronda jugada este lunes, para llegar a seis unidades, tres más que su adversaria.
Con solo entablar, la china ya se agenciaba el título, pues con 5,5 puntos era inalcanzable. Pero al parecer esa decisión no estaba contemplada en su orden del día y decidió rematar fieramente a la europea en 46 movimientos de una Defensa Siciliana en la que la vencedora manejó los trebejos claros y a la postre disfrutó de tres peones, un alfil y una torre. La última imagen es la que queda, como dicen popularmente, y así será recordada Hou, como la ajedrecista que se puso la corona universal con un triunfo convincente. Como una ajedrecista que se conforma con ganar y ganar.
Registro de seis empates, unidos a las tres victorias antes mencionadas, le permitió a esta fémina de 22 años la conquista de su tercera diadema del orbe. Otra raya más para esta «tigresa» asiática, que es la mujer con menos edad —apenas 14 abriles—, en alcanzar el título de Gran Maestra, superando a la mítica húngara Judit Polgar (2675). Para más señas de su grandiosidad, a los 16 años se convirtió en la titular universal más precoz del planeta y una de las dos chicas filtradas en el top 100 masculino histórico, gracias a su escaño 78. Por delante, solo la Polgar, anclada en el puesto 67.
Con semejantes truenos, bien pudiera pensarse en un hipotético enfrentamiento por el título absoluto entre Yifan y el noruego Magnus Carlsen (2851), vigente monarca. Sería un atractivo cotejo, disfrazado por la «bestialidad» de ambos trebejistas, y con el plus incluido de que sus protagonistas sean los punteros del mundo en sus respectivos sexos.
