De izquierda a derecha: María Isabel Montero, Eilen Gilber Salgado y Rachel Contreras. Autor: Luis Orlando Hernández Publicado: 21/09/2017 | 05:37 pm
SANCTI SPÍRITUS.— Son tres perlas que auguran un futuro promisorio en el baloncesto femenino cubano. Luchan en el tablero, presionan en la defensa y afinan la mirilla en cada tiro al aro. En sus equipos asumen la función de líderes a base de coraje, entrega y disciplina.
En medio del apretado calendario del básquet femenino de los Juegos Escolares Nacionales, con disputa en la sala Yayabo de esta central ciudad, accedieron a describir sus carreras deportivas.
Con 13 años, la avileña Rachel Contreras Díaz lleva dos en la categoría escolar y ya se ha insertado en la juvenil. Agradece la iniciativa de su actual entrenador, quien la visualizó hace algún tiempo como basquetbolista y no como jugadora de voleibol. ¿Su altura?: 1,83 metros.
«Muchas personas me dicen que poseo un gran tamaño, algo que me puede beneficiar, ya que las atletas altas no abundan en el básquet cubano de hoy».
—Pero con la altura no puede bastarte…
—Si quiero ser un pivot de calidad, como lo es Joan Luis Haití en el masculino, y llegar al equipo Cuba, tengo que esmerarme en cada entrenamiento y en cada juego.
La guantanamera María Isabel Montero tiene la alegría de haber jugado ya, a sus 14 años, en la categoría de mayores. Mide 1,76 metros y en su posición de defensa organizadora se compara con la internacional Isneidis Casanova, a quien no le hace falta ser más alta.
«Empecé en tercer grado con el básquet, en mi natal Baracoa. Mis profesores me dicen que tengo grandes condiciones, pero que debo seguir esforzándome, sobre todo debajo de los aros. Mi meta ahora es ayudar al equipo de Guantánamo, para llevarnos una medalla en estos Juegos Escolares», argumenta.
Como un espejo de la espirituana Yamara Amargo pudiera describirse a su coterránea Eilen Gilber Salgado, quien con 15 años arrastra el orgullo de haber conformado el equipo de Sancti Spíritus en la LSB y en tres Series Nacionales de mayores. Gracias a sus notables resultados, esta atleta de 1,84 metros de altura, resultó el mejor centro de la pasada edición del evento escolar.
—Has competido hasta lesionada en estos Juegos Escolares…
—Son los riesgos del deportista. El líder tiene que dar el ejemplo en todo y a mis compañeras les tengo que mostrar una mentalidad ganadora y positiva. Mi meta principal ahora es dar el mayor aporte para ratificar el oro del equipo espirituano.