Vanier Reyes Venegas y Davisley Granados Fundora, dos campeones salidos de estas instituciones. Autor: Luis Raúl Vázquez Muñoz Publicado: 21/09/2017 | 05:34 pm
Espigado, pero con brazos y cuerpo fibrosos, adaptados a las pesas, Davisley Granados Fundora observa a los muchachos que juegan en el tabloncillo de baloncesto de la Sala Techada de Ciego de Ávila. Son alumnos de la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) Marina Samuel Noble, la misma de donde él emergió. Con las manos cruzadas a la espalda sonríe ante las jugadas.
«Uno empezó así como ellos —dice—. ¿Qué iba a imaginar verme en el baloncesto? Lo mío era la lucha libre, hasta que en 1995 un profesor me captó. Dijo que yo era rápido, tenía buena estatura; además, estaba el sueño: ser un deportista de verdad. Eso se veía como algo grande».
En calidad de integrante de Los Búfalos, el equipo de baloncesto de Ciego de Ávila, Davisley lleva siete años como campeón nacional. Desde los 19 integra esa selección, que levanta pasiones por toda Cuba. A su lado llega Vanier Reyes Venegas, otro miembro del equipo. Más expresivo y con un tórax ancho, Reyes dice con una sonrisa burlona: «¿La EIDE? No, hombre no. ¿Quién va extrañar eso?». Y enseguida se entiende que es una broma. Ambos salieron de allí. Davisley se ríe de las ocurrencias de su amigo y confiesa: «La EIDE sí se extraña, periodista».
Recobrar lo perdido
Es una confesión que probablemente coincida con la opinión de muchas grandes figuras del deporte cubano, quienes salieron de esos centros. Hoy esas instituciones se hallan inmersas en cambios, tanto en su funcionamiento como en los criterios de selección y preparación de los atletas.
«Pensamos que se debe actuar mucho más en la base, en los municipios y las escuelas; allí está buena parte del centro de todas las fórmulas para alcanzar un buen resultado en el futuro; al talento hay que descubrirlo», señala Oscar Pérez Pino, director de la EIDE avileña.
Sancti Spíritus y Ciego de Ávila son de las provincias donde —de acuerdo con especialistas y docentes entrevistados— se aplican una serie de transformaciones, dentro de un proyecto general del país para elevar el rigor de la captación de los talentos y concentrarlos en las EIDE.
Por las opiniones de Lázaro Díaz Martín, director de la EIDE Lino Salabarría, de Sancti Spíritus, se entiende que en muchos sentidos estas transformaciones vienen a revertir lo dejado por las carencias del período especial, cuando esas escuelas debieron bregar en medio de grandes dificultades materiales y hasta de enfrentar la subestimación en ciertos territorios sobre su papel dentro del movimiento deportivo cubano. Así, entre otros males, muchos jóvenes matricularon sin poseer ni vocación ni mucho menos las condiciones físicas para la práctica intensiva de un deporte.
Docentes y directivos consultados coinciden en que las transformaciones dentro de las EIDE pasan por recobrar lo perdido en la década del 90 del siglo pasado, fundamentalmente. En el caso de Sancti Spíritus la creación de una academia de natación y la recuperación de un complejo de piscinas le permitirán al territorio avanzar en una disciplina que siempre se percibió como la «Cenicienta». Ciego de Ávila vive una situación similar, sobre todo en los deportes acuáticos, en los cuales se realizan acciones de rescate para así aumentar la presencia de disciplinas en las competencias escolares.
Por ahí se gesta una iniciativa sobre la que existen expectativas en la provincia avileña: el restablecimiento de la Academia de Deportes Múltiples de Morón, institución que concentrará a los 150 mejores niños con capacidad deportiva. O los verdaderos talentos, los mejores entre los mejores captados en la base, con el propósito de atenderlos de manera diferenciada y que entren a la EIDE con un mayor nivel competitivo.
Precisamente uno de los cambios en los que se trabaja es en transformar la preparación de los atletas y acercarla a los estándares mundiales, donde —de acuerdo con los especialistas— se tienen en cuenta, entre otros factores, el alto rigor en la captación de los atletas y un mayor número de competencias en el año, a diferencia de lo que tradicionalmente se hace en el país de planificar solo un evento anual.
Para los docentes es importante el criterio de concentrar el talento. Lázaro Díaz Martín, director de la EIDE Lino Salabarría, de Sancti Spíritus, opina que los concentrados permiten apreciar el muchacho con mejores posibilidades y acercar a la familia a la escuela al promover visitas de los padres.
«Recientemente —cuenta— captamos a 528 atletas de los combinados deportivos de los municipios, para escoger alrededor de un 40 por ciento de estos y próximamente nos dirigiremos a las comunidades montañosas, en estrecho vínculo con el profesor de Educación Física —dice—. Este concentrado permite que el niño seleccionado haga vida interna en la escuela deportiva, participe en las copas provinciales, sea diagnosticado en diferentes parámetros y algo muy importante: que los padres comprendan las potencialidades de sus hijos y vean la importancia de una escuela como esta».
El deporte es cojo sin la ciencia
Hoy Sancti Spíritus cuenta con 54 niños y jóvenes con posibilidades de ser promovidos a centros nacionales —desde las edades inferiores hasta las universitarias hay en la actualidad 58—, lo que se corroborará en dependencia de sus rendimientos en los Juegos Escolares.
Odalis Pérez Hidalgo, subdirectora docente de la EIDE, confirma que el resultado de los alumnos en el curso escolar es indispensable para la ratificación de su matrícula como deportista el próximo año. «La formación del profesor es esencial, pues esta es un tipo de enseñanza con peculiaridades —indica—. Nuestros maestros se han preparado para trabajar con alumnos de diferentes disciplinas, pues deben adecuar el currículum docente al entrenamiento que recibe el estudiante en la otra sesión de clases, para evitar sobrecargas físicas y psicológicas. Allí desempeña un importante papel también el vínculo entre el profesor y el entrenador».
Se han realizado acciones para recuperar a técnicos y profesores con experiencia, que en un momento salieron de esos centros hacia otros con mejores condiciones laborales. También se implementa una mejor combinación de la labor de aprendizaje con los resultados de la ciencia y la medicina aplicados al deporte.
En opinión de Odelvis Aurelia Gómez, subdirectora de Formación Integral de la EIDE de Sancti Spíritus, y el doctor Juan Lázaro Donet Montero, especialista en Medicina Deportiva de la institución avileña, la integración docencia y tecnología, basada hoy en una mayor exigencia, permite profundizar en aspectos como la biomecánica, la antropométrica, la relación talla-peso y la carga de grasa del organismo, entre otros aspectos.
«Cuando el alumno llega al centro —expresa Donet— se le hace el examen médico correspondiente; antes se hacía, solo que ahora ese chequeo deriva en un expediente médico, que se debe trabajar de conjunto con todos los especialistas, entrenadores y profesores. Los municipios ahora se han insertado también en la elaboración del historial clínico; es una novedad, que antes no se hacía, la cual permite, además de un mayor seguimiento, mejor captación del atleta».
No es segunda, sino primera
De 2 489 estudiantes que poseía la EIDE espirituana en 2009, ahora hay 910, en búsqueda de una concentración de la calidad. Su homóloga avileña cuenta con 739, una cifra acorde con su condición, considerada entre las más pequeñas del país, pero que indica el sentido de selección que hoy prima a la hora de entrar.
«Hubo un tiempo en que la entrada a las EIDE se relajó por una serie de factores y eso tuvo un impacto grande; se llegó a tener 1 100 estudiantes y muchas veces entraron muchachos sin vocación ni aptitud para el deporte», apunta José Rolando Paz de la Paz, metodólogo provincial de Alto Rendimiento en Ciego de Ávila.
Paz es muy crítico con algunas posturas que tendieron a subestimar el papel de estos centros. Cuando refuta esas posiciones, muestra los criterios de especialistas y también hechos concretos, al menos en la provincia avileña. Señala: la nómina de Los Tigres; los actuales campeones de la pelota cubana salieron de la EIDE avileña, al igual que todos los integrantes de Los Búfalos, campeones durante siete años del baloncesto cubano y los atletas del equipo de hockey, el Volcán avileño. El listado sigue y lo hace con Jacqueline Plutín y Yohandry Betanzos, dos figuras del deporte cubano que salieron del centro avileño.
Y concluye: «Los ejemplos indican que las EIDE no son una institución de segunda. Al contrario, nos encontramos en uno de los eslabones principales del deporte cubano. Ellas son la base de la pirámide del alto rendimiento en Cuba; por ello es imprescindible seguirlas fortaleciendo».