21
Usain Bolt viene de hacer un modesto tiempo (10,04 segundos) hace unos días. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:21 pm
El superdotado velocista Usain Bolt confesó ser humano, como si todo el orbe no supiera que es de otro planeta. Este miércoles, a solo unas horas de la tercera parada de la Liga de Diamante, con sede en Roma, intentó quitarse presión, pero sin dejar a un lado ese aire de superioridad que lo caracteriza.
El actual plusmarquista mundial de 100, 200 y 4x100 metros planos, será de nuevo la gran figura de las estrellas que competirán este jueves en el estadio Olímpico la capital italiana.
A dos meses de la cita más importante del deporte mundial el jamaicano continúa engrasando su maquinaria para la lid bajo los cinco aros, a la que acudirá como gran referencia del atletismo y como una de las estrellas del panorama deportivo universal.
El pasado año Bolt detuvo los relojes de Roma en 9,91 segundos, ganándole a su compatriota Asafa Powell (9,93), anterior recordista universal del hectómetro (9,72) y al que también se enfrentará el 31 del presente mes.
Además largará el francés Christian Lemaitre, vigente campeón de Europa.
Precisamente Powell aludió claramente a las provocaciones y alardes de Bolt: «Aunque algunos pueden decir que van a batir un récord o correr en 9,70, yo soy un ser humano y necesito esperar y ver lo que me dan las piernas».
En sus once enfrentamientos anteriores sobre 100 metros, Powell solo ha podido vencer a su paisano en una ocasión, hace cuatro años en Estocolmo. Sin embargo, este pudiera ser su chance, pues el campeón olímpico viene de hacer en Ostrava su peor crono en finales de los tres últimos años (10, 04).
El tiempo del viernes dependerá en gran medida de la salida de Bolt y de la resistencia de Powell ante la tremenda zancada del «relámpago» antillano. A su lado, al margen de Lemaitre, estará un ilustre veterano, el campeón mundial en París 2003, Kim Collins, de San Cristóbal y Nieves. También descuellan otros componentes de la fábrica caribeña, entre ellos Lerone Clarke y Jacques Harvey, quienes reclaman también su protagonismo.
