El sustantivo me permite referirme, tanto a la ínsula grande, tal cual se suele denominar al país que nos vio nacer, como a la Isla de la Juventud. Y es que el municipio especial, en el sur de nuestro territorio, tendrá también Serie Nacional de Béisbol desde el martes 2 de diciembre.
Aunque la temporada comienza el sábado, con la visita del subcampeón Pinar del Río al hogar del monarca Santiago de Cuba, el campeonato tendrá todas sus calderas bajo presión 72 horas más tarde, con actividad en ocho estadios.
Todavía se yergue la Isla de la Juventud de entre los estragos de dos huracanes recientes, y las autoridades deportivas allí sugirieron la posibilidad de iniciar el torneo jugando como visitantes. Pero la familia beisbolera dio un paso al frente, y —cito al comisionado nacional, Higinio Vélez— «si no hay hotel se dormirá en tiendas de campaña, pero el pueblo de ese municipio verá jugar a su equipo, que recibe a Camagüey, en el primero de cuatro duelos contra huéspedes de la zona oriental».
Los efectos de la naturaleza comprometieron también el terreno de la provincia de los tinajones, al igual que los de Holguín, Matanzas y La Habana. De no solucionarse a tiempo las averías de la iluminación artificial, en esas instalaciones se jugará bajo la luz del sol.