La policía de Norfolk, estado de Virginia, recibió numerosas llamadas al 911 que aseguraban que habían «avistado un pequeño león», caminando por las calles de la ciudad, que podía haber escapado del zoológico, aunque allí no había ocurrido ningún percance. Al final resultó que Charles el Monarca, que así se llama, no era más que un can mezcla de poodle y labrador, peinado y teñido con glamour por su dueño para que se pareciera a la mascota de su Universidad.