Un comando de élite que realizaba prácticas de asalto en la localidad sueca de Rojdafors por poco protagoniza un drama, pues el general a cargo confundió el objetivo y, en vez de ordenar el asalto contra el inmueble en desuso previamente escogido, lanzó a sus hombres sobre una vivienda habitada. Puertas, ventanas y muebles quedaron destruidos pero, por suerte, los moradores no estaban. Se dice que debido a su gruesa hoja de servicios, el general no fue demovido… pero se le ha obligado a visitar al optometrista.