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Sin los libros, no hay libertad de pensamiento ni soberanía cultural

La Casa Editora Abril ha preparado más de 15 novedades en todos los formatos para la 33ra. Feria Internacional del Libro de La Habana, confirmó a este diario su director, Miguel Cruz Suárez, quien advierte que una sociedad que ignore o disminuya los libros perderá sus defensas contra la avalancha de seudocultura

Autor:

Kevin González Ramírez

A Juan Miguel Cruz Suárez no se le apartan de la memoria aquellos días en que su madre, maestra primaria y lectora asidua, llegaba a la casa con libros, revistas y periódicos para que su hermano y él, con la curiosidad propia de la infancia, disfrutaran cada palabra sobre el papel.

Que a sus manos fuera a parar un libro podía asumirse por aquel entonces como lujo, felicidad, y se celebraba como un acontecimiento interesante, pues en su natal Báguano, en Holguín, todavía no existían librerías o biblioteca municipal.

Aún guarda entre sus recuerdos más preciados de la niñez los pequeños volúmenes traducidos del idioma ruso, los clásicos cubanos y universales pertenecientes al género de aventuras, y Oros Viejos, de Herminio Almendros.

Al preguntársele por autores imprescindibles en su vida, no duda en referir a Martí y La Edad de Oro, Neruda y su poesía, Galeano y Las venas abiertas de América Latina, Carpentier y Los pasos perdidos, Gabo y Cien años de soledad, los cuentos de Horacio Quiroga y las crónicas de Enrique Núñez Rodríguez.

Miguel Cruz —o El Nene, como lo llaman cariñosamente—, quien dirige la Casa Editora Abril, es escritor, poeta, articulista y compositor musical. Su relación con el sello editorial Abril comenzó como lector y coleccionista en las páginas de Zunzún y Juventud Técnica. Y como casi todos los cubanos, reconoce cuánto ha significado esta editorial —que en julio cumplirá 45 años— en el crecimiento y la educación de diversos públicos.

—¿Cómo ha sido la experiencia de dirigir la Casa Editora Abril en medio de las complejidades del panorama editorial cubano?

—Hace un año que recibí esta encomienda y siento que cada minuto ha sido provechoso. He descubierto el mundo editorial, ya no desde el ángulo exclusivo de un lector, sino como parte de ese engranaje que debe mantenerse en movimiento a pesar de los frenos que las circunstancias se empeñan en poner. Ha sido una experiencia edificante porque conducir un colectivo de tanta profesionalidad y sapiencia supone un reto e implica consagración y disposición de sumar a todos en el empeño de que la Casa Editora Abril mantenga y eleve esa presencia sólida que se ha ganado generación tras generación.

—Pocas editoriales como Abril han logrado marcar a los lectores, fidelizarlos y eso multiplica los retos al liderarla. ¿Siente ese peso? ¿Cómo afronta el desafío?

—Toda responsabilidad pesa, todo desafío implica esfuerzo, pero hay una solución ideal para aligerar aquello que puede resultar pesado, y es compartir el peso y hacer que todos carguen un poquito, repartirlo como las hormigas llevando el enorme pedazo de galleta hasta el hormiguero. Entonces todo se hace más ligero y los que más saben, los que más historias «abrileras» llevan en la sangre, aportan su sabiduría y los más nuevos ponen su impronta. Solo un pensamiento y una acción colectiva pueden preservar y hacer crecer este proyecto siempre inacabado.

—La proliferación cada vez más acelerada de las tecnologías y la inteligencia artificial están cambiando el mundo. ¿Cambia en Cuba también la manera de concebir el libro, de entender la lectura? ¿Cómo Abril se asume consciente de la transformación del entorno editorial?

—Ya no es posible hablar de lectura y de procesos editoriales sin incluir el universo digital o la inteligencia artificial. Hoy Abril ya no hace diferencias a la hora de concebir sus productos periodísticos o editoriales. Estos se diseñan para múltiples formatos y cada vez más nos adentramos en el horizonte de los gustos y las tendencias actuales, tomando en cuenta la diversidad de las audiencias.

«Hoy están disponibles nuestros libros y revistas en la librería física, que tenemos frente al edificio del Capitolio, y en las virtuales a través de las pasarelas de pago Enzona y Transfermóvil. Hoy la Editora dispone de un estudio multimedial, de fotografía y digitalización del patrimonio, que nos permite robustecer nuestras producciones. Hay numerosos proyectos en marcha para aumentar la efectividad y el alcance en el ciberespacio».

—La llamada casa joven de todos acoge también publicaciones infanto-juveniles y especializadas. ¿Hacia dónde se encamina el periodismo que hacen?

—Nuestra principal premisa es un periodismo cada vez más efectivo, sólido y basado en la investigación, la rigurosidad y la confiabilidad de sus fuentes. Tenemos experiencias notables y sostenidas en el periodismo científico y de investigación, a través de la revista Juventud Técnica; en la crónica, el reportaje o las entrevistas, muy buscadas en las páginas de Somos Jóvenes, Alma Mater o El Caimán Barbudo, pero también hay un periodismo especializado en la adolescencia que hace la revista Pionero, o un trabajo muy consagrado en la educación familiar y de valores que destaca al colectivo de Zunzún. Es decir, tenemos una responsabilidad global con el buen periodismo porque llegamos a todos los sectores de la sociedad, especialmente a los más jóvenes.

—Con febrero llega la fiesta literaria. ¿Qué momentos especiales reserva la Casa Editora Abril para su público?

—Abril ha preparado más de 15 novedades para la ocasión en todos los formatos. Sobresale la apertura de la nueva colección Perfiles, que busca resaltar figuras nacionales paradigmáticas y trae los libros Mijaín, el gigante que estremeció al mundo y Omara Durand: un viaje extraordinario. En esta Feria, dedicada al aniversario 130 de la caída en combate del Apóstol, presentaremos una edición maravillosa de los cinco cuentos infantiles clásicos de La Edad de Oro, tanto en formato digital como en audiolibros producidos por Radioarte.

«Se destaca el nuevo texto de Ciro Bianchi La Habana de Hemingway y otras historias, así como la presentación de los premios Calendario, de conjunto con la Asociación Hermanos Saíz, y propuestas infantiles notables como Un niño perfecto, de Giselle Lucía Navarro, y Mamá «cuentalotodo», de Liudmila Peña. También tendremos Palabras que inspiran, de Keyla Estévez y Yuniel Labacena, un libro dedicado especialmente al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y a las generaciones más jóvenes.

«En la Feria tendremos espacios no solo en el Parque Histórico Militar Morro-Cabaña, donde estará nuestro stand en la bóveda C-9, sino también en la Casa del Alba, el Memorial José Martí, el Pabellón Cuba y la librería Abril como subsede».

—Se habla mucho de «dar la batalla cultural» y enfrentar la colonización en el campo de lo simbólico. ¿Siente que en ese horizonte se disminuye la importancia de los libros?

—En su ensayo La historia como educación, José Martí afirmó: «Los libros son la savia de la humanidad; en ellos está el alma de los siglos». Tan certero y preclaro, el Héroe Nacional nos da la mejor respuesta. No hay libertad de pensamiento y soberanía cultural sin los libros. Una sociedad que los ignore o disminuya perderá sus defensas contra la avalancha de seudocultura, que solo podrá ser detenida por el conocimiento, el razonamiento lógico y la sabiduría que habita en los libros.

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