Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Ser feliz, por encima de todo

El debut televisivo de Yass Beltrán tuvo lugar en un episodio de Tras la huella, serie en la que actualmente es parte del reparto habitual

Autor:

Félix A. Correa Álvarez

Yass Beltrán todavía siente que está viviendo un sueño. Asegura que para un niño de Ciro Redondo, en Ciego de Ávila, la actuación era prácticamente una utopía. Sin embargo, a temprana edad descubrió que el arte sería su camino; y aquel sueño infantil, aparentemente inalcanzable, comenzó a hacerse realidad cuando la academia de las artes «Vicentina de la Torre Recio», en Camagüey, le abrió sus puertas y le permitió dar los primeros pasos en el arte:

«Las caras de mi familia cuando les mencioné que quería ser actor no eran muy esperanzadoras. Para mi mamá fue como: “A este niño hay que llevarlo urgente a un sicólogo”. Hoy lo recuerdo y me río, pero en aquel entonces no. Fue muy difícil.

«Tenía apenas 14 años cuando salió la convocatoria de la Escuela Nacional de Arte (ENA). En casa no le dieron mucha importancia y me evitaban lo más que podían para ver si se me quitaba la idea, pensando que era solo un embullo; pero no se me quitó. Para resumir y simplificar la historia, pasé de practicar mucho deporte y ejercicios físicos a dar clases de actuación», confiesa Yass.

Hoy en día, es un joven que forja su propio camino en una carrera que, aunque no ha estado exenta de obstáculos, le ha brindado muchas alegrías y la satisfacción de haber llegado al público en la piel de disímiles personajes.

Su debut televisivo tuvo lugar en un episodio de Tras la huella, serie en la que actualmente es parte del reparto habitual. No obstante, para los televidentes su incursión en este medio se asocia a la telenovela Más allá del límite. Después vinieron otros personajes: Yoelito, en Zoológico, Carlos, en El rostro de los días, Diego, en Asuntos pendientes, Michel, en Tras la huella y, recientemente, Yasmani, en El derecho de soñar:

«Mi método para caracterizar parte del estudio férreo del guion, luego de la idea que tiene el director del proyecto, y cuando ya tengo suficiente información y he estudiado bastante, lo incorporo a mi persona para hacerlo creíble y natural», refiere el actor sobre la construcción de sus personajes.

—¿Qué significa para ti formar parte del elenco regular de Tras la huella, uno de los dramatizados más populares de la televisión cubana?

—Formar parte de Tras la huella, teniendo en cuenta que es uno de los dramatizados más seguidos por los cubanos, en cualquier lugar donde se encuentren, es un honor para mí. Tuve la oportunidad de conocer y compartir con varios colegas talentosos a quienes considero estrellas, en primer lugar, por estar en un programa muy querido y, en segundo lugar, por su comportamiento y la acogida que tienen en el público. Esto me motiva a esforzarme por ser mejor y no defraudar a los televidentes.

«Ese dramatizado, como me dijeron cuando entré, es como un tren que viaja a 180 kilómetros por hora y no se detiene. Debe entregarse en tiempo debido a la alta demanda y la producción de varias temporadas al año; aunque quisiéramos que estuviese en pantalla siempre, por cuestiones logísticas y económicas no es posible. Personalmente, ser parte de esta serie representa un incentivo de superación y el momento ideal en mi carrera; puedo decir que estoy alcanzando poco a poco los sueños que me propuse cuando estaba estudiando en la ENA».

—¿Temes a que el público pueda encasillarte con este personaje?

—El personaje de Michel ha obtenido una gran aceptación del público y se ha vuelto muy querido. Michel tiene sus propias características y es un oficial operativo que se ajusta a ciertos parámetros dentro de la ficción. No deberíamos encasillarlo, ya que cuando un artista interpreta un personaje específico, aporta su propia caracterización basada en cómo está escrito en el guion.

Yass Beltrán junto al elenco del policíaco. Foto: Cortesía del entrevistado

«Afortunadamente, durante mi tiempo en Tras la huella ha habido una apertura que ha permitido a los actores protagónicos interpretar otros personajes. Esta estrategia nos ayuda a renovar nuestra imagen y evitar que nos encasillen en un único papel».

—En el caso de la recién finalizada telenovela El derecho de soñar, ¿cómo llegó a ti el personaje que interpretaste?

—El personaje de Yasmani en El derecho de soñar fue seleccionado a través de un casting. Se buscaba a un actor con características similares a las mías y que pudiera representar a un personaje de la misma edad que Yasmani. Pasé por una exhaustiva ronda de cuatro o cinco audiciones, y finalmente fui seleccionado. A partir de ese momento comenzó el proceso de prefilmación, que incluyó estudiar, aprender y trabajar en la caracterización y las intenciones del personaje, así como en el guion. El resultado final se basó en este proceso».

—Además del nombre, ¿consideras que tuviste otros puntos en común con Yasmani?

—Aparte del nombre, tengo muchos puntos en común con el personaje. Yasmani representa la síntesis de lo que literalmente experimenté durante mi etapa universitaria. Creo que Yasmani está relacionado con el joven cubano común que se esfuerza por salir adelante. A mí me pasó de manera similar. En Ciro Redondo, mi pueblo natal, las perspectivas no se extienden más allá de trabajar en el central azucarero o en los hoteles de la cayería, y solo unos pocos logran desarrollar a plenitud su talento debido a la falta de oportunidades.

«Por lo tanto, perseguir el sueño de ser actor requirió que viniera a La Habana y luchara por ello. Este personaje me brindó la oportunidad de representar parte del proceso que atraviesan muchos jóvenes cubanos que desean triunfar y hacerlo bien».

—Después de ver el resultado en pantalla, ¿qué te hubiese gustado hacer diferente?

—Cuando reviso mi trabajo, aunque no lo hago con frecuencia, me dedico a observarlo y analizarlo con detenimiento. No cambiaría nada, ya que detrás de los resultados con el personaje y la novela se encuentran las manos de los maestros Alberto Luberta Martínez y Ernesto Fiallo.

«Esta novela es especialmente significativa para Luberta, ya que rinde homenaje a un medio en el que él nació y se desarrolló, además de honrar la memoria de su padre. Él me brindó la confianza de crear el personaje junto a él y Ángel Luis Martínez, el guionista. Si al final dio su aprobación, creo que no cambiaría nada».

—¿Nuevos proyectos que quieras compartir?

—Cada vez que me preguntan acerca de nuevos proyectos respondo que no se habla del futuro, pero mi proyecto más inmediato, por así decirlo, es ser feliz. Ser feliz implica dar gracias a Dios por todas las bendiciones que me está brindando, disfrutar de mi hijo y mi familia. Pero, sobre todo, ser feliz es mi prioridad absoluta, y mi objetivo es proyectar esa felicidad a través de mi trabajo y mi arte, de modo que pueda ayudar a otras personas. Esa es mi principal fuente de motivación en mi día a día: ser feliz, por encima de todo».

Nota: Fragmentos de la entrevista publicada en la revista Alma Mater.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.